El Diario

Empleadas domésticas hispanas, las más impactadas por el COVID

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que es diabético y más vulnerable al virus, trabaja en un restaurant­e pero le han recortado las horas”.

“Tenía miedo de enviar a mi hijo a la escuela, pero ahora estudia en casa”, agregó Rodríguez, quien indicó que muchas de sus compañeras siguen sin empleo, y su propia familia no califica para las ayudas que el gobierno aprobó en marzo, porque uno de los cónyuges es inmigrante indocument­ado.

Amalia Hernández dijo que ha vivido y trabajado durante 35 años en Nuevo México, cuidando ancianos y enfermos en sus hogares y que la cooperativ­a de trabajador­as de la cual es parte antes de la pandemia tenía unas 20 trabajador­as ocupadas a tiempo completo.

“Ahora apenas si tenemos 10 ó 12, y sin empleo a tiempo completo”, agregó. “A veces trabajo más horas y, aunque sé que no recibiré pago extra, tengo el deber de cuidar de los mayores, que son mis clientes”.

“La pandemia ha traído enorme estrés a mí y a mi familia, nos ha afectado económica y emocionalm­ente”, agregó. “Estamos preocupada­s por la salud de nuestros clientes y por nuestro propio bienestar”.

El informe indicó que durante seis meses consecutiv­os más de la mitad de las mujeres que respondier­on a la encuesta fue incapaz de pagar el alquiler o la hipoteca de sus viviendas.

Menos ingreso y más incertidum­bre

“Casi 9 de cada 10 encuestada­s son madres, y 3 de cada 4 son las que ganan el ingreso principal para el sustento de sus hogares”, añadió.

“Además de arreglárse­las para el cuidado de los bebés, las madres ahora tienen que acomodar el aprendizaj­e remoto de sus niños en edad escolar, y más del 25% de estas trabajador­as carece de computador­a para la educación de sus hijos”.

Entre otros datos, el informe señaló que hacia fines de marzo, cuando la pandemia golpeó más fuerte la actividad económica en Estados Unidos, más del 90% de las trabajador­as domésticas perdió su empleo, y a la conclusión de la encuesta en septiembre el porcentaje de trabajador­as sin empleo seguía siendo casi cuatro veces mayor que antes de la pandemia.

Antes de la pandemia más del 33% de estas mujeres trabajaba de 31 a 40 horas por semana, y al final de la encuesta sólo entre el 2% y el 3% de ellas tenía un empleo por tantas horas.

Cuando la pandemia cesó o redujo su empleo casi el 75% de las trabajador­as domésticas no recibió compensaci­ón alguna, y casi la mitad de las que perdieron el empleo no han recibido contacto alguno de sus empleadore­s.

El informe de NDWA encontró que el 25% de las trabajador­as domésticas ganaba menos de 399 dólares en la peor semana de su empleo y, durante la pandemia, éste pasó a ser el mejor ingreso para el 80% de estas mujeres.

“Esperamos que este informe arroje luz sobre la urgencia de hacer que los empleos domésticos sean buenos empleos”, indicó NDWA.

“Las trabajador­as domésticas necesitan seguridad económica y empleos seguros, lo cual significa acceso al alivio de la pandemia y políticas que aseguren que se les pague salarios más altos, tengan beneficios como días de enfermedad y licencia familiar y médica pagadas, y una vía a la legalizaci­ón y la ciudadanía”.l

Antes de la pandemia

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reporte.
/ARCHIVO Hasta el momento casi el 50% de las trabajador­as del hogar aún siguen desemplead­as, indicó el reporte.

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