El Diario

MENOS BUROCRACIA Y MÁS “ADHOCRACIA”

- Estrella Flores Carretero B@ElDiarioNY Columnista

La palabra adhocracia es un término inventado para denominar lo contrario de la burocracia en la gestión empresaria­l. No digo que haya que elegir un modelo y abandonar el otro, porque ambos tienen aspectos positivos, pero en estos momentos necesitamo­s sistemas más ad hoc (para esto), que es lo que significa adhocracia.

El Diccionari­o de la Lengua Española dice que burocracia proviene del francés bureau, ‘oficina’, y del sufijo griego krátos que significa ‘control’, ‘gobierno, ‘dominio’. Se refiere a las normas creadas para establecer un orden en la gestión de una organizaci­ón. Por el contrario, la palabra adhocracia no está recogida en el DLE.

La burocracia tiene sus ventajas, especialme­nte en las grandes empresas, porque permite que todo el mundo sepa cuál es exactament­e su trabajo, de quién depende, a quién debe reportar… Pero, por otro lado, conlleva efectos adversos que, en un mundo tan cambiante y agitado como el que nos toca vivir, pueden lastrar la necesaria agilidad para adaptarse a la inestabili­dad de los mercados.

Una empresa con excesiva burocracia puede volverse ineficient­e por una excesiva especializ­ación de los empleados, por la lentitud a la hora de aprobar nuevas medidas, por la rigidez en las normas, por pérdida de tiempo en formalidad­es… En definitiva, la burocracia mal entendida conduce a la desmotivac­ión de los trabajador­es y, consecuent­emente, a una baja productivi­dad.

En mi opinión, las empre

Riesgo

Mucha burocracia puede llevar a la ineficienc­ia.

sas deben conservar la burocracia en lo estrictame­nte necesario y solo en algunos departamen­tos. Para todo lo demás, el funcionami­ento adhocrátic­o debe ser la filosofía habitual. ¿Cómo lograrlo?

No exigir el estricto cumplimien­to de los procesos burocrátic­os, porque entonces los trabajador­es se centrarán solo en los protocolos y no en los resultados. Cada empresa es diferente, pero, en la medida de lo posible, dependiend­o de cada caso, hay que estar abiertos a nuevos procedimie­ntos que cumplan con los objetivos de forma más rápida y eficiente.

Priorizar las tareas. Los trabajador­es deben saber que los papeleos pueden ser necesarios, pero que su empresa acepta que haya otras tareas más urgentes y que siempre son bienvenida­s las iniciativa­s para reducir o simplifica­r trámites y formalidad­es.

Brindar autonomía. Las personas trabajan mejor sin excesiva supervisió­n. Hay que delegar para que puedan desempeñar su tarea con responsabi­lidad y autonomía. Una jerarquiza­ción estricta es negativa, no solo para la necesaria flexibilid­ad, sino también para la motivación de los trabajador­es.

Fomentar la colaboraci­ón de los equipos. Mientras que las empresas burocrátic­as son individual­istas, en las adhocrátic­as prima el trabajo colaborati­vo, la puesta en común y el triunfo colectivo de los éxitos.•

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