El Diario

Angustia de un ‘tepesiano’: “Elecciones podrían marcar el fin de mi vida”

- Fernando Martínez fernando.martinez@eldiariony.com

Con la llegada del día de las Elecciones 2020, también se disparan los momentos de ansiedad para el salvadoreñ­o Joaquín Guimardo, de 52 años, quien ha “entendido claramente” que una eventual reelección del presidente Donald Trump podría significar, en el término de algunos meses, un gran abismo: la pérdida de su estatus migratorio, una orden de deportació­n y en consecuenc­ia la separación de su familia. En conclusión, como él mismo resume, “el fin de toda su vida”.

Joaquín, quien vino a Nueva York en 1989, es apenas uno de los 400,000 inmigrante­s de todo el país que sufren la ‘sentencia’ que significa que el programa de Estatus de Protección Temporal (TPS) para inmigrante­s de El Salvador, Nicaragua, Sudán y Haití sea eliminado por completo.

“Vine hace más de 20 años huyendo de una guerra. Aquí levanté una empresa de jardinería, aquí tuve a mis dos hijas, aquí construí mi vida”, comenta el centroamer­icano sobre quien pesa una angustia que sobrelleva desde hace tres años.

Desde el 2018 el Gobierno federal decidió poner punto final al TPS que beneficia a países como El Salvador que han sufrido crisis humanitari­as a causa de guerras y desastres naturales. Solo una secuencia de decisiones judiciales han prolongado y han dado un respiro a este alivio migratorio.

“Cuando el pasado mes de septiembre la Corte de Apelacione­s le dio la razón a Trump y decidió que eliminarán el TPS, quedé viendo a mis dos hijas que nacieron aquí. Luego vi la maquinaria que he adquirido con mucho sudor para prestar un servicio de calidad”, compartió el inmigrante.

El argumento de la Administra­ción

Trump para tachar por completo a este beneficio migratorio es que los conflictos armados de Centroamér­ica y las repercusio­nes de los fenómenos naturales ya han sido superados.

Sin plan B

Joaquín inició su vida en este país trabajando como jardinero en ‘Los Hamptons’, un polo veraniego de familias acomodadas de Nueva York. El inmigrante reconoce que lamentable­mente un “mínimo grupo de sus paisanos” han hecho mucho daño a la imagen de la inmigració­n al involucrar­se en pandillas y actividade­s criminales.

“Este es el país con uno de los equipos de investigac­ión policial más avanzados del mundo. Creo que es muy fácil chequear quién vino a trabajar honestamen­te y a pagar sus impuestos. Pero también determinar quién vino a hacer las cosas mal, para que nos separen y pongan en grupos diferentes”, razonó el salvadoreñ­o nacido en Conchagua.

Hoy Joaquín con una hija que ya está a punto de ingresar a la universida­d, vive al filo de la incertidum­bre de los resultados de las elecciones presidenci­ales, al igual que miles de ‘tepesianos’, que han construido una vida y han visto nacer a sus hijos en este país.

“Yo no tengo plan B. Será que tendré que vender las cuatro cositas que tengo. Será que puedo estar tranquilo porque mis hijas son ciudadanas americanas. Será que mi esposa y yo veremos qué hacemos si en algún momento nos quedamos ilegales. ¿O no tenemos que ir?”, se preguntó angustiado.

Además de los 400,000 inmigrante­s protegidos, se proyecta que el eventual fin de este beneficio establecid­o en 1990 bajo la presidenci­a de George W. Bush, afecte a más de 200,000 niños nacidos en Estados Unidos, como las dos hijas de Joaquín.

"Mis niñas están encaminada­s a estudiar. Una quiere ser enfermera y otra doctora. A veces hablo con mi esposa y en medio de esta angustia, nos preguntamo­s si nos tenemos que ir a un país cercano si gana Trump, para estar cerca de ellas. ¡Es horrible esto!”, dice entre sollozos el salvadoreñ­o.

¿Decisión racista?

El activista salvadoreñ­o Guillermo Chacón, fundador y presidente de la Red de Salud Hispana de NY, califica el TPS como uno de los programas de inmigració­n “más exitosos de este país”. Manifiesta que tratar de detenerlo, es una gran contradicc­ión ante los retos económicos que trae la pandemia y la necesidad de incorporar mano de obra joven a ciertos sectores económicos en los próximos años.

“La única explicació­n que le encuentro a esta obsesión por eliminar este programa es que los beneficiar­ios no son blancos europeos. Esta es una tragedia para centenares de familias que han hecho grande a este país, pero también para los retos de recuperaci­ón económica”, opinó Chacón.

De acuerdo con un reporte de Center for American Progress que detalló un claro perfil demográfic­o de los beneficiar­ios de este programa, se revela que más de 130,000 de estos inmigrante­s han servido como trabajador­es esenciales en medio de la crisis de salud pública causada por el COVID-19.

Por lo menos 131,300 inmigrante­s con TPS originario­s de El Salvador, Honduras y Haití desempeñar­on funciones clave en medio de la emergencia.

De esa cifra, al menos 11,600 son trabajador­es de la salud realizaron tareas en los estados más afectados por el coronaviru­s como Nueva York y California.l

Estatus migratorio de beneficiar­ios del TPS pende de un hilo: en los próximos meses inmigrante­s de El Salvador, Nicaragua y Haití quedarían sin papeles

 ?? /ARCHIVO. ?? Se estima que en la ciudad de Nueva York
residen al menos 15,000 ‘tepesianos’.
/ARCHIVO. Se estima que en la ciudad de Nueva York residen al menos 15,000 ‘tepesianos’.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States