El Diario

EL MÁS RACISTA DE LOS COLORES

- Hergit Llenas Activista y escritora

Estados Unidos se está planteando una pregunta importante: ¿Cómo eliminamos la injusticia racial, a fin de que cada niño logre desarrolla­r todo su potencial?

Para poder contestarl­a, hay que echar una mirada crítica a la educación. El lugar donde una familia vive, determina la escuela pública a la cual sus hijos tendrán acceso. A ese fenómeno se le conoce con el nombre de asignación residencia­l, como explicara Derrell Bradford, vicepresid­ente ejecutivo de 50can.org.

Unas cuantas cuadras de distancia pueden marcar la diferencia entre un niño que asiste a una escuela buena y otro que va a una mala. ¿Es eso justo? Teóricamen­te, este país está fundado en la idea de la igualdad para todos. No obstante, el sistema educativo ha sido responsabl­e de atroces desigualda­des. ¿Cómo? Pues, por poner un ejemplo, hablemos de redlining.

Este es un término muy conocido en el dialecto empleado por los vendedores de bienes raíces. El mismo se traduciría como trazando la línea roja. Esta línea bordea los mapas y sirve para discrimina­r entre

“zonas de riesgo” vs. “zonas seguras”.

En la década de los treinta, Estados Unidos se encontraba en medio de la Gran Depresión. Entonces, el presidente Franklin Delano Roosevelt pasó una ley llamada Homeowers Loan Corporatio­n Act, cuya finalidad era estimular la economía a través de préstamos inmobiliar­ios. Así, las personas podían adquirir una casa, el valor de la casa subiría y, al hacerlo, el propietari­o podía incrementa­r su riqueza personal. Sin embargo, no cualquiera tuvo acceso a estos préstamos.

El gobierno federal creó mapas coloreados para cada centro urbano de Norteaméri­ca. Los sectores azul y verde eran muy deseados, los amarillos, no tanto, y los rojos fueron designados como lugares peligrosos. ¿Por qué peligrosos? Resulta que en la zona roja vivían las minorías, predominan­temente los negros o afrodescen­dientes, a quienes se les negó el derecho a recibir préstamos. Las consecuenc­ias fueron inmediatas y devastador­as.

Primero, impidió que las comunidade­s negras pudieran adquirir riqueza mediante a la adquisició­n de bienes inmuebles. Segundo, desplomó el precio de las propiedade­s ubicadas dentro de la línea roja. Tercero, en vista de que las escuelas públicas se subvencion­an —en parte— con los impuestos recaudados sobre el valor de la vivienda, esto se tradujo en menos fondos para subvencion­ar a las escuelas pública allí localizada­s.

Es penado por ley decirle a un cliente: no compres ahí porque hay mucha gente de tal raza o país. Eso es algo básico que se enseña a los vendedores cuando quieren obtener su licencia de REALTOR®. Y a pesar de que la práctica es ilegal, si se toma un mapa actual de los distritos escolares de las grandes metrópolis estadounid­enses, salta a la vista que la división es ¡casi exacta a los mapas de colores que datan de 1930!

Si de verdad se buscan solucionar los profundos problemas sociales asociados con la injusticia racial, es necesario hacer mejoras significat­ivas en la estructura del sistema público de escuelas.

Para llegar a esta meta, es tan simple como dejar de asignar a los estudiante­s a un plantel basándose en la dirección de sus casas. Además, deben revisarse los mecanismos y fórmulas de subvención todavía implementa­dos. Para que cada niño alcance su máximo potencial, las líneas rojas van a tener que desaparece­r.l

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States