LECCIONES DE UNA DEMOCRACIA RECUPERADA
Las espontáneas manifestaciones públicas de alegría por la derrota de Donald Trump y el triunfo de la fórmula demócrata Biden-Harriss recordaban naciones donde es derrocado un dictador, más que una elección en Estados Unidos. Fue una despresurización social tan ansiada como postergada, el producto del esfuerzo por rescatar un país secuestrado. Fue la muestra más palpable de una democracia recuperada.
El triunfo de Barack Obama en 2008 fue inspirador, pero lo ocurrido el sábado, al conocerse el triunfo de Biden, fue una catarsis colectiva tras los cuatro años de ansiedad e incertidumbre.
Todavía queda por ver qué ocurrencias tiene Trump en los días que le restan en el cargo. Hasta el momento, como se sabe, se ha negado a aceptar la derrota y sigue considerándose “víctima” de un supuesto.
Unos 75 millones de estadounidenses le dieron su voto a Biden, quien tiene ante sí la labor titánica de gobernar una nación dividida con un Congreso hasta ahora también dividido. El presidente electo además lidera un bando demócrata donde hay diferencias entre moderados y progresistas. Estos últimos fueron responsables de movilizar a mujeres y votantes de minorías a su favor. Esperan que sus reclamos de justicia social, racial, equidad e inmigración, entre otros, sean atendidos.
Biden y Harris no olvidaron referirse al peso del voto de los afroamericanos, sobre todo de las mujeres, para garantizar su triunfo. “Siempre velaron por mí y yo velaré por ustedes”, dijo Biden. El voto latino también fue determinante. Y aunque el cubano favoreciera a Trump, el voto latino en el condado de Miami-Dade (Florida) se decantó por Biden. Trump ganó entre latinos y afroamericanos con respecto a 2016. Algo que ponderar para el Partido Demócrata, con los latinos.
Es tiempo de que los partidos, los analistas y comentaristas dejen de representar este voto como “homogéneo” o “monolítico”, cuando somos tan diversos ideológicamente como diferentes nuestras nacionalidades.
Pero aunque nuestros intereses divergen, coincidimos en que los inmigrantes merecen un trato justo. Esperemos que de manera inmediata una administración Biden aborde los temas prioritarios de restaurar DACA para los Dreamers y restituir el TPS para medio millón personas, ambas medidas eliminadas por Trump. También esperamos que se restituyan las leyes de asilo.
Biden no la tiene fácil. Tiene que lidiar primero con una pandemia que Trump ignoró pese a los más de 230,000 fallecidos. También con los millones de desempleados y la crisis económica.
El sábado Biden también dijo que había llegado el momento de sanar. Resta por ver si al remover el cáncer que ha sido Trump para esta nación, esa sanación comienza y, con esta, la posibilidad de avanzar una agenda legislativa ambiciosa y complicada que atienda a todos los sectores. Existe la posibilidad de que el cáncer hizo metástasis. Siempre puede surgir otro demagogo que apele a las frustraciones de ciertos votantes. El próximo, quizá sea más astuto que Trump.