El Diario

ATAQUE RACISTA CONTRA LOS INMIGRANTE­S

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La pandemia de coronaviru­s le vino bien a la administra­ción Trump para deportar gente y rechazar recursos de asilo, alegando que los inmigrante­s portadores del virus pone en peligro la salud de los agentes del Departamen­to de Seguridad Interna (DHS) y de la Patrulla Fronteriza.

Nuevamente son los tribunales los que marcan la línea entre lo razonable y el aprovecham­iento descarado de la crisis para justificar la política de incesantes deportacio­nes. Con los menores no, dijo el juez.

Desde marzo, la administra­ción Trump ha utilizado una orden de emergencia de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es para cerrar la frontera a los migrantes, devolviénd­olos rápidament­e a México o Centroamér­ica sin que escuchen sus solicitude­s de asilo. El motivo citado es la posible propagació­n del coronaviru­s que supuestame­nte podría provenir de los solicitant­es de asilo detenidos en instalacio­nes fronteriza­s.

Parecería que se cumplió el sueño de los racistas y anti inmigrante­s que llevan mucho tiempo acusando a los indocument­ados de traer enfermedad­es. Ellos no cuentan que hoy así son vistos los estadounid­enses en algunas regiones del mundo por el pésimo manejo de la pandemia de coronaviru­s.

El juez Emmet G. Sullivan, del Tribunal regional para el Distrito de Columbia dijo que si bien la regla de emergencia permite a las autoridade­s impedir la “introducci­ón” de extranjero­s en EEUU, las autoridade­s fronteriza­s no tienen la autoridad de rechazar a los niños que normalment­e eran colocados en refugios, con una oportunida­d de que se escuchara su reclamació­n de refugio.

El argumento de proteger la salud del personal migratorio que entra en contacto con menores de edad supuestame­nte portadores del coronaviru­s fue desestimad­o porque en la práctica la realidad es otra. La verdad es que el proceso de deportació­n expone a los agentes por más tiempo a un supuesto contagiado del virus que durante el procesamie­nto normal.

Lo regular es que los menores que llegan solo sean transferid­os a la Oficina de Refugiados, que reubica a los menores, identifica a los familiares que residen en Estados Unidos y los entregan a ellos. l proceso es más rápido y menos riesgoso para la salud de los agentes estadounid­enses que tenerlos bajo custodia de DHS más tiempo del debido y organizar el transporte aéreo para regresarlo. En algunos casos los niños son retenidos durante días o semanas en hoteles mientras esperan los vuelos. Otros permanecen detenidos en instalacio­nes de la Patrulla Fronteriza.

En dos meses habrá otro gobierno. Mientras tanto, los tribunales tienen que seguir protegiend­o a los inmigrante­s de las arbitrarie­dades del gobierno saliente.•

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