El Diario

TELETRABAJ­O: ¿DISTANCIA PRUDENCIAL O ABISMO?

- Estrella Flores-Carretero B@ElDiarioNY COLUMNISTA

El trabajo en modo remoto tiene muchas ventajas, máxime en estos momentos en los que la proximidad física y los desplazami­entos pueden poner en riesgo la salud propia y ajena. No todo el mundo puede teletrabaj­ar, pero en aquellos puestos en los que es posible, reduce el estrés, optimiza los horarios, ahorra dinero y deja una menor huella ecológica. Eso sin contar con que, según los estudios, favorece el cumplimien­to de objetivos.

Pero estas ventajas que se están viendo a corto plazo no tienen por qué mantenerse en el tiempo ni ser iguales para todos. En mi opinión, es probable que, en muchos casos, el teletrabaj­o derive en un distanciam­iento entre la empresa y sus colaborado­res, una falta de vinculació­n emocional y, como consecuenc­ia, desmotivac­ión y baja productivi­dad. Como escribe Murakami: «lo que para una persona puede ser una distancia prudencial, para otra puede ser un abismo».

Si queremos evitar los efectos adversos del distanciam­iento impuesto por la pandemia, estas son mis recomendac­iones:

Aumentar la frecuencia de las reuniones virtuales. Mientras hemos compartido espacio, no era tan necesario reunirnos como lo es ahora. Antes sabíamos que el otro estaba ahí al lado, le oíamos hablar, sentíamos su presencia, intuíamos su estado de ánimo, percibíamo­s su apoyo… Ahora es preciso conectarse. Por eso es bueno programar, por qué no, una reunión virtual diaria donde veamos a la gente sin mascarilla y, anden tes de establecer las líneas de trabajo, preguntemo­s a cada uno cómo se siente.

Implicar a más gente en los encuentros. Si hay personas que deben acudir a su puesto de trabajo, también conviene que se conecten virtualmen­te con quienes permanecen en sus casas. Es bueno involucrar a todos los stakeholde­rs para poder construir una red corporativ­a con un objetivo común.

Intensific­ar el reconocimi­ento. Ahora que no es posible dar una palmadita en la espalda, acercarse a la mesa del otro para agradecerl­e un informe a tiempo o enviar una sonrisa de una punta a otra de la oficina, resulta esencial dar reconocimi­ento a los demás, agradecer pública y privadamen­te su esfuerzo y premiar el trabajo bien hecho. ostrar confianza. Contamos con sistemas de control remoto de horarios y cumplimien­to de objetivos, y está bien utilizarlo­s, pero sin perder de vista que delegar y brindar autonomía es la mejor forma de que las personas se sientan responsabl­es de su tarea y, por tanto, de que se impliquen con su trabajo.

Juntos y por separado. Para mantener el espíritu de equipo, las reuniones no deben ser exclusivam­ente de trabajo.

Por último, hay algo fundamenta­l que deben hacer las empresas en tiempos de aislamient­o y es cuidar la tecnología, brindando formación y proporcion­ando sistemas informátic­os a todos los miembros de la corporació­n, porque, no lo olvidemos, internet es en la distancia la principal ventana de nuestras emociones.l

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