‘Tenemos que agradecer, pero también prevenir’
“Lamentablemente este año estaré sola con mi nieto. Prepararé la comida para no perder la tradición. Aunque mis tres hijas que viven aquí no podrán venir a verme. El virus está creciendo en la ciudad. Y como ahora es muy fácil hacerse la prueba tengo algunos amigos y familiares que han dado positivo en COVID-19 esta semana”, relató Victoria quien vive en la calle 86 con Avenida Amsterdam en Manhattan.
Cerca de otra manera
Puntualmente una de las insistencias de la Ciudad durante la última semana ha sido exhortar a los neoyorquinos a practicarse la prueba de descarte del coronavirus, buscando las alternativas gratuitas que tienen en cada vecindario. Se trata de una de las estrategias clave para que los portadores asintomáticos se aíslen y no sean una fuente de contagio que pueda traducirse en dolor.
Además, se recomienda no viajar a estados cercanos y visitar a familiares fuera de la ciudad.
“Hemos sufrido mucho con esta pandemia. Por eso quienes estamos vivos y no nos enfermamos, debemos dar gracias más que nunca. Tenemos que agradecer, pero también prevenir. Llamar a nuestras familias por teléfono. Estar cerca de otra manera”, recomienda Victoria quien en 1981 emigró de su natal Santo Domingo a la Gran Manzana.
La celebración de ‘Thanksgiving’ que antecede a la Navidad y a las celebraciones de Año Nuevo, las más festivas para el calendario cristiano e hispano impone unas normas de distanciamiento social que algunos como el pe
Muchas familias hispanas acostumbradas a encuentros multitudinarios han tomado decisiones extremas y sin precedentes en sus vidas: suspender la tradicional ‘fiesta del pavo’
ruano Julio Montesinos, de 55 años, no está dispuesto a cumplir en extremo.
“Mi madre ya tiene 95 años. Entiendo que es de alto riesgo. Pero tampoco la vamos a dejar tirada en el centro donde la cuidan en Queens. Quizás sean las últimas fiestas que la tengamos viva. Con mi hermana que vive en Nueva Jersey decidimos que nos vamos a reunir y la vamos a consentir. ¡Qué sea lo que Dios quiera!”, exclamó Julio
un ‘maestro de obra’ de construcción residenciado en Brooklyn.
El inmigrante suramericano narra que durante los “días duros” del brote de coronavirus en la ciudad de Nueva York, en el ancianato en donde está interna su madre en Kew Gardens, varios contrajeron el virus y murieron.
“Se supone que los señores que murieron estaban aislados y sin embargo se contagiaron. Nosotros estuvimos
cuatro meses sin ver a mi mamá. Tomaremos las medidas. Pero estaremos con ella”, insistió Julio.
Carmen López
Primero háganse la prueba
Las autoridades de Salud recomiendan que las cenas de Acción de Gracias solo incluyan un tope de 10 personas o menos. De esa manera si hay un brote de COVID-19 en una reunión familiar puede ser más fácil rastrear el virus y evitar la temida expansión incontrolable en la ciudad.
Por eso, las reuniones de años anteriores que incluían a grandes grupos terminaron, por lo menos este año, para el dominicano Yanis Fernández, de 80 años, quien calcula que no más de cinco personas se reunirán en su cena de ‘Acción de Gracias’. Y con algunas condiciones.
“Todos los que vengan se tienen que hacer primero la prueba del COVID-19. ¡Punto!”, reaccionó quien desde 1965 vino a la ciudad de Nueva York y por más de cuatro décadas ha celebrado esta festividad.
“Pese a todo, nosotros los inmigrantes debemos dar gracias a este país en donde el trabajo honesto te permite lograr tus metas. Ya el solo hecho de estar vivo luego de esta pandemia es un motivo de agradecimiento. Y eso es justamente lo que significa esta fiesta para una persona que ha vivido bastante como yo”, expresó emocionado Yanis quien durante años trabajó como mecánico automotriz en varias localidades de la ciudad. Hoy vive en el ‘Condado de la Salsa’.l