EN EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS
El Día de Acción de Gracias de 2020 será difícil de olvidar. En decenas de miles de hogares hay espacios vacíos que no volverán a llenarse por la pandemia del coronavirus. En medio de la tristeza se asoma un esbozo de tranquilidad porque se ve un horizonte con un liderazgo más humano e interesado en el bienestar de los estadounidenses.
Este año puso a prueba la fortaleza de la poblaci[on. La familia latina estuvo al frente de la tragedia que se llevó a más de 260,000 personas en nuestro país. Fueron los más expuestos como trabajadores esenciales y por enfermedades productos de mala nutrición y un servicios médico deficiente.
A esto hay que sumar las malas decisiones familiares. El cariño y la necesidad de estar en familia llevaron a descuidos y excesos de confianza. Después se derramaron muchas lágrimas de arrepentimiento por lo que se pudo hacer y no se hizo.
Esperamos que esta fiesta que cae en medio de un recrudecimiento en casos y hospitalizaciones no sea el motivo de más muertes innecesarias. Las señales no son buenas. La misma angustia que causa el distanciamiento obligatorio de los seres queridos debido a la pandemia hoy puede traicionar el esfuerzo hecho para controlarla.
Hace unos días desde esta página expresamos la preocupación por la cantidad de gente que estaba viajando. Son demasiados los que ignoran las recomendaciones. Así no se evitan los contagios.
El camino de sacrificio que hoy se exige tiene al final del recorrido una luz de esperanza. Las vacunas parecen ser una realidad cercana. Se puede discutir muchos sobre diferencias, distribución y riesgos, pero estamos agradecidos por llegar a este momento.
Damos gracias a todos los trabajadores esenciales. Desde
el campesino que cosecha nuestros alimentos hasta la enfermera y médica que atendieron a pacientes aislados. A los científicos que buscan una solución. A los conductores del transporte público. Nos duele la muerte de los héroes que perdieron la vida tratando de salvar la del prójimo. Que cumplieron con su deber hasta el último minuto.
Estamos agradecidos también por los 80 millones de votantes que rechazaron la continuación del presidente Donald Trump. El resultado de la elección da mucha tela para cortar, pero la familia inmigrante ya no será atacada desde lo más alto del poder como hasta ahora. Esperamos una reforma migratoria integral. Ya se dio el primer paso removiendo de la Casa Blanca el discurso de odio y resentimiento.
Es muy posible que en esta fecha el 2021 sea mejor que el presente, no obstante los inmensos problemas. Hoy estamos agradecidos de poder ver, a la distancia, que el próximo Día de Acción de Gracias nos pueda encontrar reunidos, otra vez, alrededor de la mesa familiar.•
Para la próxima «Abrigamos la esperanza de que las cosas hayan mejorado para el 2021».