SE INVIERTEN LOS PAPELES PARA LOS REPUBLICANOS
Ahora le toca a los republicanos sentir el tremendo daño que el presidente Donald Trump le hizo a la democracia. No había motivo para que esto no sucediera.
Ellos creyeron que la Casa Blanca iba a cambiar a Trump. Que la presidencia iba a moderar sus excesos. Paso todo lo contrario. El poder extendió su estilo caótico y amoral. En vez de ser el Presidente que gobierna para los estadounidenses, se comportó como el dueño del gobierno cuyo único propósito es servir sus intereses.
Nunca vimos en esta tierras la adulación a un presidente digna de un dictador. La gente alrededor de Trump tiró la dignidad por la ventana para sentarse en su mesa. El vicepresidente Mike Pence pasará a la historia por discursos y mensajes en donde la palabra más repetida es la mención presidencial en un contexto de agradecimiento y brillantez.
Trump muchas veces, cruzado de brazos, miraba como senadores, congresistas y gobernadores construían un culto a su persona. Unos obtuvieron recortes de impuestos, jueces recalcitrantemente conservadores y la eliminación de las regulaciones federales. Todos vendieron sus valores y su partido.
El presidente hoy es dueño del Partido Republicano y su destino parece atado a los intereses personales de Trump, que no son los mismos que los de la organización política. El mejor ejemplo es la próxima elección senatorial en Georgia.
El control partidario del Senado está en juego en la elección de enero en que dos republicanos defienden sus escaños. Si pierden, los demócratas controlan el Senado. Este es uno de los estados que Trump perdió en la elección y culpa a las autoridades estatales de traición y de colaborar con un fraude electoral.
Ahora muchos votantes de Trump se niegan a participar diciendo “de qué sirve hacerlo si total la elección está arreglada como dice el presidente”. Es el precio de la complicidad republicana en respaldar meses antes de la elección el discurso de fraude electoral y posteriormente de acompañar los reclamos ridículos de un complot demócrata e internacional para robarle la elección.
Es irónico que le pidan que aliente la participación en un sistema que ya denunció como fraudulento.
A Trump no le importan los republicanos. Lo único que le interesa es mantener un discurso de invencibilidad ante sus 73 millones de electores hasta 2024. Las encuestas indican que 73% cree que Trump ganó la elección. Dos tercios cree que Trump nunca debe conceder su derrota y 81% dice que no dará a Biden la oportunidad de ser presidente.
Al Presidente solo le interesa mantener “sus” votantes para el futuro, incluso si le cuesta el Senado a los republicanos.•