TRUMP, UN MAL INQUILINO
El mayordomo de la Casa Blanca haría bien en salvaguardar la platería y los cubiertos cuando la fecha del cambio de mando se aproxime.
Pero reemplazar la platería es el menor de los problemas que tendrá el presidente electo Joe Biden.
Trump se ha convertido en aquel arrendatario que ante el inevitable desalojo destruye las instalaciones de la vivienda.
En lo doméstico la agenda para sus últimos días contempla desmantelar las agencias federales; eliminar una serie de regulaciones industriales y laborales; limitar el acceso de los mas necesitados a servicios y beneficios sociales; dificultar los procesos de refugio y trabajo temporal para los inmigrantes; y algunas resoluciones ridículas como aprobar el uso de pelotones de fusilamiento para la ejecución de condenados a la pena de muerte.
El centro de estudios de políticas regulatorias de la Universidad de Washington ha identificado al menos 36 nuevas regulaciones que serán implementadas a través de decretos ejecutivos.
En política exterior, lo más relevante hasta el momento es el asesinato del científico iraní Mohsen Fakhrizadeh quien estaba a cargo del programa de energía nuclear de ese país, llevado a cabo aparentemente por la agencia de inteligencia israelí Mossad con el visto bueno de la Casa Blanca.
Más allá de si estamos de acuerdo con Trump o con Biden, este asesinato lejos de limitar el desarrollo de armas nucleares en ese país en realidad lo que provoca es una peligrosa tensión en medio oriente que se le va a convertir a Joe Biden en una papa caliente.
En otra medida, el gobierno de Trump acaba de despedir a varios miembros del consejo de políticas de defensa - un organismo conformado por expertos en política exterior y defensa nacional que opera como un grupo de consejería del secretario de defensa - entre los despedidos están los ex secretarios de Estado Henry Kissinger y Madelaine Albright. mientras Trump juega a destruir todo lo que puede, el covid 19 se ha convertido en un enemigo incontrolable. El día anterior a la celebración de acción de gracias se contabilizaron 205,000 nuevos casos y 2,300 muertes. Los hospitales están abarrotados.
Y por si esta tragedia fuera poco, los desalojos podrían llegar, en el peor escenario, hasta el 43% del total de hogares de arrendatarios en los Estados Unidos al final del año.
Adicionalmente, 1 de cada 6 estadounidenses tiene que recurrir a los bancos de alimentos gratuitos administrados por manos privadas para poder alimentar a sus familias.
Mientras todas estas calamidades ocurren, el residente de la Casa Blanca pasa sus días jugando golf, viendo televisión, tuiteando y quejándose de un inexistente fraude electoral.
Una vez más podemos decir sin temor a equivocarnos que Donald Trump fue el peor error en la historia política estadounidense.•
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