EL CONGRESO DEBE ACTUAR YA
El gobierno saliente, aunque se aferra a la quimera de persistir en el poder, en los hechos ha abdicado de sus obligaciones, dejando al país a la deriva.
En la presente situación catastrófica, la inacción oficial es un acto de terribles consecuencias y que no se puede ni perdonar, ni analizar, ni justificar.
Para comprender la magnitud de la crisis, en el día de ayer se reportaron 167,759 casos de COVID-19, con un total de 13.6 millones. Han muerto 268,626 y casi 100,000 casos de gravedad están hospitalizados, 28% y 34% más que hace en dos semanas, respectivamente.
Estamos al borde de la depresión económica. Tan solo en octubre, la desocupación creció en casi 50% y millones de nuevos cesantes fueron arrojados al mercado, muchos sin protecciones ni ahorros.
El 26 de diciembre, para 12 millones de trabajadores vencerán los beneficios de desempleo y otras protecciones financieras como la que prohíbe desalojos de inquilinos, cuando los fondos adjudicados por el Congreso en el primer paquete de auxilio se acaben.
Mucha gente pasa hambre. Y la administración Trump está paralizada. En lugar de hacer algo por quienes pretende representar, el presidente saliente no cesa de afirmar que la pandemia está en retirada y llamar a la gente a congregarse.
Pero tal parece que tampoco el Congreso es capaz de actuar y legislar un paquete de ayuda económica de emergencia.
De regreso de un receso del Día de Acción de Gracias, al cual nunca tenía que haber salido, los miembros deben dejar de buscar excusas para no actuar.
Es obligación de las autoridades, en este periplo, en este mes, acordar y poner en efecto la ayuda, especialmente para familias trabajadoras y pequeños negocios, aquellos que perdieron sus empleos, las personas mayores. Para quienes 1,200 dólares es la diferencia entre alimentarse o no.
No solamente eso: ante la probable emergencia de la primera vacuna disponible para el público en pocas semanas, el gobierno tiene que decidir y publicar abiertamente y sin acuerdos detrás de las bambalinas quiénes serán los primeros en recibirla.
Deben hacerlo antes de salir nuevamente de receso de fin de año.
Le quedan al Congreso pocos días hasta la fecha límite del 11 de diciembre para legislar este paquete y para aprobar un paquete presupuestario que impida que se acaben los fondos para el funcionamiento del gobierno federal.
Estamos en crisis.
Este Congreso ya ha aprobado, casi sin debate y sin suficientes controles, miles de millones de dólares para la industria y las finanzas. Y ahora escamotean el dinero que debe salvar a la gente. Esto no es sino una muestra de extrema indiferencia ante el sufrimiento de la población.
El Congreso debe actuar ya.•
Ayuda
«Los congresistas tienen que ponerse de acuerdo».