Adultos mayores quedan atrás en la carrera para vacunarse
La barrera del idioma y de la tecnología; además de carecer de transporte o de una persona de confianza juegan en su contra
Está surgiendo una brecha entre los que tienen recursos y los que no, a medida que los adultos mayores de todo el país luchan por recibir la vacuna contra el COVID-19.
Las personas mayores con familiares o amigos que los ayudan están consiguiendo citas para vacunarse, incluso si les lleva días encontrar una. No obstante, aquellos sin apoyo social confiable, se están quedando atrás.
Los adultos mayores que pueden conducir o conseguir que otras personas los lleven, viajan a lugares donde hay vacunas disponibles –incluso cruzando las fronteras de la ciudad o el condado. Mientras que aquellos sin transporte privado, están atrapados en lo que esté disponible cerca.
Los adultos mayores que se sienten cómodos con las computadoras y tienen servicio de Internet reciben avisos de disponibilidad de vacunas y pueden registrarse en línea para sus citas. Pero aquellos que no pueden pagar internet o que no usan computadoras o celulares, probablemente se estén perdiendo de esa información vital.
Aún no se ha documentado el alcance de este fenómeno. Pero expertos lo están discutiendo en varios foros, al igual que los adultos mayores y los familiares.
“Me preocupa mucho que las barreras para recibir vacunas tengan un impacto desigual en nuestra población mayor”, dijo el doctor XinQi Dong, director del Instituto de Salud, Políticas e Investigación del Envejecimiento de la Universidad Rutgers.
De manera desproporcionada, estas barreras parecen afectar a los mayores hispanos y afroamericanos; así como a las personas que no hablan inglés, adultos mayores que viven en vecindarios de bajos ingresos; personas mayores frágiles, gravemente enfermas o confinadas en casa; y personas con problemas de visión y audición.
“La pregunta es ‘¿Quién va a recibir las vacunas?’: Los adultos mayores que conocen la tecnología, con recursos financieros y familiares para ayudarlos o las poblaciones a las que es más difícil llegar?”, dijo Abraham Brody, profesor asociado de enfermería y medicina en la Universidad de Nueva York.
“Si las personas mayores de color y las que viven en vecindarios pobres no pueden encontrar una manera de vacunarse, se verán más disparidades de las que ya han surgido durante la pandemia”, dijo.
La evidencia preliminar de un análisis de Kaiser Health News (KHN) indica que esto parece estar sucediendo. En 23 estados que informan datos sobre vacunas por raza, las personas afroamericanas están siendo vacunadas a una tasa mucho más baja que los caucásicos, según su porcentaje de población.
Los datos sobre hispanos sugieren disparidades similares pero son incompletos.
Aunque los datos no están ajustados por edad, los adultos mayores de color han tenido muchas más probabilidades de enfermarse gravemente y morir de COVID-19 que los adultos mayores blancos, según muestra otro reporte.
La barrera de la distancia
Myrna Hart, de 79 años, que tiene diabetes e hipertensión arterial y vive en Cottage Grove, Minnesota, teme perderse la vacuna. Ella, que es afroamericana, está ansiosa por recibirla pero no puede viajar a dos grandes sitios de vacunación para personas mayores, que se ubican en los suburbios –a más de 30 millas de distancia.
“Es demasiado para mí para conducir; No conozco el camino y podría perderme”, dijo. “No me sentiría segura yendo sola”.
Los miembros de la familia no pueden llevarla. Su esposo se encuentra en un centro en donde recibe rehabilitación después de que le amputaran una pierna debido a la diabetes. Su hijo está en el hospital, con complicaciones de una enfermedad renal. Y su hija vive en Nueva York.
Hasta ahora, Hart no ha tenido éxito en conseguir una cita en línea en centros de vacunación más pequeños y cercanos.
“No sé cuánto pueda soportar esto”, dijo, con la voz quebrada, mientras describía su frustración y su miedo a contraer el coronavirus.
“Me temo que se van a quedar sin [vacunas] antes de que lleguen a las personas de mi edad, ahora que han cambiado el plan para incluir a personas de 65 años que se están adelantando a nosotros”.
Como muchos estados, Minnesota amplió la elegibilidad para personas de 65 años o más a mediados de enero, siguiendo las recomendaciones del gobierno federal.
Aunque Hart, excontadora y dueña de una librería, conoce las computadoras, muchos adultos mayores no.
La barrera de la tecnología
Según una nueva encuesta de 2020 realizada por investigadores de la Universidad de Michigan, casi el 53% de los adultos mayores latinos y el 50% de los adultos mayores afroamericanos no usan los portales para pacientes de sus médicos, en comparación con el 39% de los adultos mayores blancos.
Es más, una parte significativa de los adultos mayores hispanos y afroamericanos carecen de acceso a Internet: el 21% y el 25%, respectivamente, según la Oficina del Censo.
“No es suficiente ofrecer soluciones tecnológicas a estas personas mayores: necesitan a alguien, un hijo adulto, un nieto, un defensor, que pueda ayudarlos a involucrarse con el sistema de atención médica y obtener estas vacunas”, dijo la doctora Preeti Malani, directora de Encuesta Nacional sobre Envejecimiento Saludable de la Universidad de Michigan.
En Birmingham, Alabama, el doctor Anand Iyer, neumólogo que se especializa en el cuidado de adultos mayores, dirige una clínica para más de 200 pacientes desamparados con varios tipos de enfermedad pulmonar crónica, condiciones que los ponen en riesgo de enfermarse grave