UNA CONGRESISTA TRASTORNADA
Marjorie Taylor Greene es una persona que no está en sus cabales. Durante los últimos dos o tres años esta recién estrenada representante de la Cámara Baja por el estado de Georgia ha ganado notoriedad por sus declaraciones escandalosas.
Entre otras cosas ha acusado a la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, de traición y ha sugerido que debería ser ejecutada.
Se ha referido a la dolorosa masacre de la escuela secundaria Parkland como un montaje.
Ha seguido las teorías conspiratorias del grupo Qanon que entre otras cosas aseguran que los líderes demócratas son pedófilos, beben la sangre de pequeños niños y que Michelle Obama es hombre, y las hijas de los Obama fueron robadas a otra pareja.
Y para completar la escena, su primer acto legislativo al llegar al Congreso fue presentar una petición de juicio político contra el presidente Joseph Biden.
¿Porqué una trastornada como esta llega a un puesto tan importante como una curul parlamentaria?
Es la decisión del pueblo, y como se dice popularmente la voz del pueblo es la voz de Dios.
Lo que resulta inexplicable es como después de todo lo relatado, el líder de la minoría republicana en la cámara baja, Kevin McCarthy, asigna a esta mujer la participación en tres comisiones legislativas, particularmente en la comisión de Educación y trabajo.
Pero si nombrarla fue un error, apoyarla y oponerse al esfuerzo de la mayoría demócrata de removerla de las comisiones, como al final efectivamente ocurrió, deja a McCarthy muy mal parado.
Lo que McCarthy debió hacer desde el principio fue condenar a Marjorie Taylor Green al ostracismo y no hacerla partícipe de ninguna comisión. Al asumir su defensa, McCarthy no solo legitima las acciones de Greene, sino que cede terreno dentro de su liderazgo, y obviamente dentro del partido a esta señora, y a otros miembros del parlamento y del partido que se suman a la lista de radicales conspiracionistas.
Es bastante obvio también que la visita de Kevin McCarthy a Mar-E-Lago para reunirse con Donald Trump debe de haber influenciado las acciones del líder de la minoría en este tema. Después de todo, gente como Greene es la que impulsó los afanes sediciosos de Trump y que lo mantienen vigente dentro del partido republicano. Y mientras Trump sea figura, a ningún político republicano con aspiraciones le conviene pelearse con él.
El liderazgo republicano juega con fuego y corre el peligro de incendiar a su partido si la estrategia que están usando fracasa.
Los demócratas hicieron bien en remover de las comisiones a Greene, pero también podrían verse afectados en el futuro cuando el mando de las cámaras cambie de manos.
Ahora mas que nunca las consecuencias no deseadas que se generan cuando se toman medidas extremas pueden afectar a ambos partidos políticos de cara al futuro. Estaremos observando.•