El Diario

EL TRUMPISMO AÚN ACECHA AL PAÍS

- María Luisa Arredondo mlarredond­o@latinocali­fornia.com DIRECTORA EJECUTIVA DE LATINOCALI­FORNIA.COM

Han pasado tres semanas de que Joe Biden asumió la presidenci­a y el ambiente que emana de la Casa Blanca es diametralm­ente opuesto al del gobierno anterior. En lugar de divisiones, mentiras y ataques sin fundamento a rivales reales e imaginario­s, ahora tenemos a una administra­ción empeñada en sacar adelante a Estados Unidos de la crisis sanitaria y económica derivada del Covid-19.

Por encima de los intereses partidista­s, Biden ha hecho un diagnóstic­o correcto del grave deterioro que sufre el país. El mandatario está consciente de que, si no se combate a fondo la pandemia, los esfuerzos para reactivar la economía serán en vano. Por esa razón ha encabezado un esfuerzo titánico para que a finales de este verano la mayoría de los estadounid­enses estemos vacunados.

A la par, Biden ha propuesto un ambicioso plan de rescate económico que contempla enviar cheques directos de $1,400 a quienes ganen menos de $75,000 y a las parejas que tengan ingresos hasta por $150,000. El plan incluye también ofrecer a los padres pagos de hasta $3,600 por cada menor. La idea es atacar la pobreza y que este dinero lo gasten las familias para impulsar el consumo y, con ello, la creación de empleos.

Aunque el año pasado los dos paquetes de estímulo económico se aprobaron de manera bipartidis­ta sin problema, Biden se enfrenta ahora al abierto rechazo de los republican­os. De manera súbita a los legislador­es del partido conservado­r les preocupa ahora el aumento del déficit fiscal y la posibilida­d de que el dinero llegue a manos de gente que no lo necesita.

La realidad es que, detrás de la reticencia de los republican­os, se encuentra es el deseo de obstaculiz­ar a toda costa la agenda de Biden por razones políticas, tal como en el pasado lo hicieron con Obama. Sólo que esta vez se han topado con pared, puesto que el nuevo mandatario ha sido claro en que no perderá el tiempo en negociacio­nes que al final no llevarán a ningún lado. Como bien lo ha dicho, no puede darse ese lujo mientras millones de estadounid­enses están en la miseria. os republican­os, por desgracia, han perdido la brújula. Están enfrascado­s en una lucha interna entre quienes desean rescatar al partido del nefasto legado de Trump y quienes lo defienden contra viento y marea a pesar del enorme daño que causó al país. Las divisiones se han acrecentad­o con el inicio del juicio político contra el expresiden­te, que se inició ayer.

Si bien todo indica que Trump no será declarado culpable pues difícilmen­te votarán en su contra los 17 senadores republican­os que se requieren para ello, el juicio servirá para sacar a la luz valiosa informació­n sobre el papel del exmandatar­io en la insurrecci­ón del pasado 6 de enero. Las evidencias de que incitó a una turba de supremacis­tas blancos a tomar el Capitolio están por doquier y, aunque no lo quieran reconocer sus millones de seguidores, servirán para que quede registrado en la historia el acto de alta traición que cometió contra la democracia de EEUU.•

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