El Diario

Chuck Bell, experto de seguros en Consumer Reports:

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“Creemos que es mucho mejor dar a los consumidor­es comentario­s basados en su capacidad para operar un carro. Eso haría que el seguro de autos sea más equitativo para millones de personas”.

de precios, al menos en las 21 zonas postales que estudiamos. Esto incluye compañías grandes como State Farm y Allstate, y algunas empresas regionales como NJM y Plymouth Rock Assurance.

Esto quiere decir que la gente puede encontrar cotizacion­es que no consideran la educación y ocupación al determinar los precios.

“Ganchos al hígado”

Las compañías de seguro generalmen­te tienen prohibido considerar la raza o los ingresos del cliente, la religión u otros factores al fijar las primas de seguro. Pero los defensores de los consumidor­es argumentan que poner a las personas en categorías basadas en la educación o título de empleo efectivame­nte hace la misma cosa, penaliza a los clientes no blancos y cualquier persona con bajos ingresos.

En 2019, el 40% de los blancos mayores de 25 años de edad tenían una licenciatu­ra (bachelor’s degree) o más, comparado al 26% de los Afroameric­anos y 19% de Latinos según el Censo de los Estados Unidos. Mientras el 41% de los trabajador­es blancos tenían trabajos profesiona­les o ejecutivos en 2019 - la categoría de trabajo con más alto salario según el Bureau of Labor Statistics en comparació­n con 32% de los negros y el 23% para los latinos.

Las personas con menos educación son más propensas a trabajar en el sector de servicios o trabajos manuales o clase obrera, por lo tanto, los precios que consideran tanto la educación como la carrera pueden afectar a la misma persona dos veces por esencialme­nte las mismas circunstan­cias. Entonces, si ganan menos dinero y tienen más dificultad­es para pagar sus facturas, es posible que tengan puntajes de crédito más bajos, otro factor que puede generar primas más altas. Al sumarlo todo, una persona puede ser penalizada una y otra vez por básicament­e las mismas circunstan­cias.

“La forma en que algunas de estas empresas fijan los precios de los seguros, si eres de clase trabajador­a y no tienes un título universita­rio, no solo recibes un gancho al hígado”, dice Doug Heller, experto en seguros de la Consumer Federation of America (CFA).

Cuando las primas no son asequibles, las familias con bajos ingresos que manejan al trabajo o a la escuela deben

decidir si necesitan recortar otra factura crítica o manejar sin seguro, lo que puede resultar en multas enormes – o demandas catastrófi­cas en el evento de un choque.

Estas prácticas de fijar precios simplement­e le sientan mal a la mayor parte de la gente.

Sin embargo, las compañías de seguros y sus cabilderos (lobbyists) argumentan que existe una razón perfectame­nte válida para usar estos factores para establecer tarifas: Ellos predicen con precisión qué tan financiera­mente riesgoso será asegurar a un cliente.

“La ciencia actuarial justifica el uso de la educación y la ocupación”, dice Alex Hageli de la American Property Casualty Insurance Associatio­n (APCIA), que ejerce presión en nombre de la industria. Y cuanto mejor pueda predecir una asegurador­a de autos cuánto riesgo financiero conlleva un conductor en particular, con mayor precisión podrá cobrar a ese conductor. De lo contrario, todos los demás tendrían que asumir parte de la carga de asegurar a ese conductor menos deseable.l

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