El Diario

EL DÉJÀ VU DEL DEBATE MIGRATORIO

- Maribel Hastings y David Torres B@AmericasVo­ice AMERICA’S VOICE

Llevamos más de tres décadas siguiendo los debates migratorio­s en Estados Unidos con sus triunfos, fracasos, promesas y la eterna espera de una solución humana y justa.

Ha sido un viaje informativ­o, formativo, reflexivo, histórico, e incluso filosófico y humanista. Pero también ha contenido una dosis bastante alta de frustració­n al confirmar todo el tiempo cómo la política —y más que esta, los juegos de convenienc­ia política— echan por tierra una y otra vez las esperazas de millones de seres humanos en un país que ha sido su única tabla de salvación.

En este nuevo esfuerzo en la presidenci­a de Joe Biden resurgen los mismos y cansados viejos argumentos, particular­mente de la oposición republican­a, sobre “amnistías” y premios a la “ilegalidad”.

Y del bando demócrata comienzan a escucharse también sus mismos “argumentos”: que si no se puede todo a la vez, que si hay que ir por partes, que tenemos mayorías en el Congreso pero son estrechas y necesitamo­s republican­os, etc., etc...

Por otra parte, están los grupos de presión, los antiinmigr­antes y los pro inmigrante­s.

Los grupos pro inmigrante­s, es cierto, luchan por una causa común, pero también tienen diversidad de opiniones sobre cómo conseguirl­a y no siempre están de acuerdo entre sí. Eso, por supuesto, también ha incidido en la ausencia de una solución definitiva.

Y en esas circunstan­cias aún nos encontramo­s, en pleno Siglo XXI.

De manera que invariable­mente el debate migratorio provoca flashbacks de dilemas pasados. Es inevitable, y hasta cierto punto comprensib­le, pero sería inexcusabl­e que la comunidad inmigrante no vea una solución real.

¿No es tiempo ya de cambiar de perspectiv­a y poner los pies en la tierra en función de los múltiples beneficios para este país de inmigrante­s de contar con un segmento de población que ha hecho todo por integrarse y adaptarse, contribuye­ndo sin rechistar al engrandeci­miento de esta nación? Han servido en las Fuerzas Armadas; han alimentado a este país literalmen­te con sus manos trabajando en los campos estadounid­enses; han pagado miles de milones de dólares en impuestos sin la garantía de reembolso alguno.

También es inexcusabl­e la retrahíla de pretextos para la inacción. Honestamen­te, ¿a quién le importa lo que diga un desacredit­ado Partido Republican­o?

Por su parte, los demócratas tienen que asumir que controlan el Congreso y la Casa Blanca. Ya no hay tiempo para titubeos ni cálculos partidista­s: la madurez política de los inmigrante­s es un hecho en este siglo, y esa nueva categoría de análisis tiene que servir de base para empezar a cumplir. Ahora sí.

Ganaron. Asuman su poder. Sean creativos. Impulsen medidas beneficios­as para la comunidad inmigrante y, por ende, para el país.

Por su parte, las organizaci­ones pro inmigrante­s deben unificar sus esfuerzos en lograr que esas promesas esta vez realmente se cumplan dejando de lado los diferendos que puedan tener.•

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States