Sharon Davis:
de la atención médica que no es de emergencia.
Velvet Luna, enfermera registrada de 26 años, ha construido su vida en Ozark, Alabama, una pequeña ciudad en Wiregrass, una región conocida por sus instalaciones de procesamiento de aves de corral y grandes poblaciones de inmigrantes hispanos y vietnamitas.
Luna se inscribió en el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) una iniciativa de la era Obama que otorga estatus temporal a jóvenes indocumentados a los que trajeron al país de niños. Según el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, casi 500,000 inmigrantes elegibles para DACA son trabajadores esenciales.
Luna, que habla con un suave acento sureño, solía hablar de su estatus migratorio, pero dijo que, en los últimos años, hombres que coqueteaban con ella cambiaban inmediatamente de actitud si sabían su estatus migratorio. “Decían cosas feas, hirientes, ‘Ustedes son la razón por la que nuestro país está en declive. Tienes que irte’”.
Como enfermera en un hospital del área que se ofreció como voluntaria para la unidad de covid, Luna ha recibido las dos dosis de la vacuna, pero entiende los riesgos que sopesan las familias indocumentadas; ninguno de sus padres, que vive cerca, tiene papeles. “Está bien tener miedo, y es una decisión valiente ir a vacunarse y proteger a tu familia”, dijo.
Incluso los opositores a la inmigración reconocen que la pandemia ha unido el destino de todos los que viven en el país, independientemente de cómo hayan llegado.
“Lo principal es vacunar a tantas personas como sea posible”, dijo Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, un grupo conservador que aboga enérgicamente por restringir la inmigración. “Tu inmigración puede alcanzarte algún día, pero no será hoy”.
La administración Biden ha dicho que ICE no realizará operaciones en o cerca de los sitios de vacunación.
“ICE no realiza ni llevará a cabo operaciones en o cerca de las instalaciones de atención médica, como hospitales, consultorios médicos, clínicas de salud acreditadas e instalaciones de atención de emergencia o urgencias, excepto en las circunstancias más extraordinarias”, según una declaración del Departamento de Seguridad Nacional del 1 de febrero.
Los comisionados estatales de salud también han tratado de calmar los nervios. “No le negamos la vacuna a nadie que se presente en nuestros sitios y esté en la fase que se está vacunando”, dijo la doctora Lisa Piercey, comisionada del Departamento de Salud de Tennessee. “Este es un recurso federal, y si estás en este país, tienes una vacuna”.
Defensores de inmigrantes
Los defensores, sin embargo, dijeron que persisten obstáculos para convencer a los inmigrantes de que la información no se utilizará en su contra. Los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) esperan que los proveedores que administran las vacunas carguen la información del paciente en los registros estatales, incluido TennISS en Tennessee o ImmTrac2 en Texas.
Los sistemas de seguimiento permiten a los proveedores asegurarse de que los pacientes regresen para su segunda dosis e identificar cualquier reacción adversa.
Los proveedores tratan de explicar que esta información se usa para iniciativas de salud, no para inmigración.
“Los pacientes, en particular los de origen inmigrante, son muy sensibles a compartir detalles familiares”, escribió Brian Haile, director ejecutivo de Neighborhood Health, una clínica comunitaria en Nashville, a funcionarios de salud de Tennessee en diciembre. “Si les pedimos que proporcionen esta información a proveedores que no conocen, serán aún más reticentes a vacunar a sus familias”.
En el condado de Hamblen, Khatri dijo que está tratando de persuadir a trabajadores en granjas de tomate y tabaco, y en plantas procesadoras de carne, zonas calientes de brotes de coronavirus, de que confíen en su clínica no solo para administrar la vacuna sino también para manejar datos confidenciales.
“Quieren acudir a un grupo de confianza”, dijo Khatri, cuyas clínicas tienen la aprobación para distribuir la vacuna, pero aún no han recibido ninguna dosis.
Helena Lobo, quien coordina el alcance hispano en Cherokee Health, dijo que, para algunos inmigrantes, la elección puede estar entre su salud o permanecer ocultos.
“Si tienen que arriesgar su estatus migratorio para recibir la vacuna contra covid, no la tendrán. No los culpo”, dijo Lobo. “Se preguntan: ‘¿Cuál es mi mayor riesgo? ¿Ser deportado o tener covid?’”.l