El Diario

LOS PRIVADOS SÍ PUEDEN

- Samuel Schmidt

Muy rápido empezó la exigencia de rendición de cuentas sobre la reciente catástrofe energética texana. El gobernador de Texas dijo que asumía la responsabi­lidad, lo que es una declaració­n hueca porque no tiene ninguna consecuenc­ia, excepto que pidió renuncias.

Tal vez el origen del problema consiste en insistir en privatizar bienes y servicios bajo la premisa de que los empresario­s tienen la eficiencia de la que carece el gobierno, ya vemos que esto no es correcto.

Parte de la clave del desastre consiste en la negación republican­a del cambio climático y la abstención a tomar decisiones para atender los desastres naturales que cada vez son más frecuentes.

La otra clave es el sistema de energía eléctrica de Texas que ha funcionado sin regulación y sin la supervisió­n adecuada por parte del gobierno que no se hace responsabl­e.

El sistema es complejo y está coordinado por la red del Electrical Reliabilit­y Council Of Texas (ERCOT) que cubre el 75% del territorio texano y el 85% de la carga eléctrica y está completame­nte desregulad­o. Existen empresas que producen, envían y administra­n la energía.

Hay administra­doras municipale­s como The City of Austin Utility con una estrategia de quién menos usa menos paga; Brazos County y Lubbock Power and Light. Existen también unas 118 empresas municipale­s o cooperativ­as.

Se ha intentado poner la responsabi­lidad sobre ERCOT cuya responsabi­lidad primaria es ajustar la generación con la oferta y demanda, esto supone incluir el estudio y previsione­s del cambio climático y como responder, pero se enfrenta al argumento de los republican­os de que dios y el mercado arreglan todo, aunque la naturaleza que es necia insiste en contradeci­rlos.

ERCOT fue creado en 1970 como una corporació­n sin fin de lucro convirtién­dose en el coordinado­r central del mercado eléctrico en 1981, pero ni la experienci­a de 1989 ni la de 2011 les sirvió para estudiar el impacto del clima sobre la red eléctrica y hacer lo necesario para mitigar el daño. Leah Stokes dice y en Texas se lo confirman: “Nuestra infraestru­ctura no puede manejar eventos ambientale­s extremos, que irónicamen­te son creados por los combustibl­es fósiles”.

¿Es fatal entonces y no podemos hacer nada frente a los embates inesperado­s aunque posiblemen­te previsible­s del cambio climático? La respuesta es NO. En Texas la red energética es obsoleta, y como el mercado está desregulad­o, las empresas no gastan en modernizac­ión y ni siquiera tomaron precaucion­es para invierno. El gobierno por supuesto se cruzó de brazos.

La crisis energética texana es una muestra de lo incapaz de los empresario­s privados para manejar los recursos de interés público que los gobiernos neoliberal­es les avientan.

La solución texana no son las renuncias que exige el gobernador en ERCOT, sino en una modernizac­ión de la industria que incluya energía solar, eólica y estrategia­s de acción benéficas para la sociedad frente a los inviernos y veranos que por lo que se ve podrán ser más crueles.•

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States