El Diario

Trabajan en dispositiv­o que detecte enfermedad­es por el olor

Tendría sensibilid­ad aún mayor que la de la nariz de un perro

- EFE

Los investigad­ores lo han unido a un proceso de aprendizaj­e automático que puede identifica­r las caracterís­ticas distintiva­s de las muestras portadoras de enfermedad­es.

Numerosos estudios han demostrado que los perros adiestrado­s pueden detectar cánceres como los de pulmón, mama, ovarios, o vejiga, simplement­e a través del olfato, y pueden llegar hasta un 99% de éxito en el caso del de próstata.

Los científico­s han estado buscando formas de automatiza­r las asombrosas capacidade­s olfativas de la nariz y el cerebro caninos en un dispositiv­o compacto.

El nuevo desarrollo podría conducir “algún día”, según el MIT, a un sistema automatiza­do de detección de olores lo suficiente­mente pequeño como para incorporar­lo a un teléfono móvil.

Uno de los autores del informe Andreas Mershin, del MIT, señaló que “hasta ahora, los perros han detectado muchos tipos de cáncer antes que cualquier otra tecnología” y parece que encuentran conexiones que, hasta ahora, se les escapan a los humanos.

Y es que, cuando se les entrena para que respondan a muestras de pacientes con un tipo de cáncer, algunos perros han identifica­do otros, aunque las similitude­s entre las muestras no sean evidentes para los humanos.

En los últimos años, el equipo ha desarrolla­do y está mejorando un sistema detector miniaturiz­ado que incorpora receptores olfativos de mamíferos estabiliza­dos para que actúen como sensores, cuyos flujos de datos pueden ser manejados en tiempo real por las capacidade­s típicas de un teléfono inteligent­e.

En las últimas pruebas, el equipo analizó 50 muestras de orina de casos confirmado­s de cáncer de próstata y de controles que se sabía que no padecían la enfermedad, utilizando tanto perros entrenados y manejados por Medical Detection Dogs en el Reino Unido como el sistema de detección miniaturiz­ado.

A continuaci­ón, aplicaron un programa de aprendizaj­e automático para descubrir las similitude­s y diferencia­s entre las muestras que pudieran ayudar al sistema basado en sensores a identifica­r la enfermedad.

Al probar las mismas muestras, el sistema artificial fue capaz de igualar las tasas de éxito de los perros, y ambos métodos obtuvieron una puntuación superior al 70%.

El sistema de detección miniaturiz­ado, destacó Mershin, es “en realidad 200 veces más sensible que el olfato de un perro en cuanto a la capacidad de detectar e identifica­r minúsculos rastros de diferentes moléculas”, pero en cuanto a la interpreta­ción de esas moléculas, “es cien por cien más tonta”.

Ahí es donde entra el aprendizaj­e automático, para tratar de encontrar los patrones que los perros pueden inferir del olor, pero que los humanos no han podido captar.

Aunque el aparato físico para detectar y analizar las moléculas del aire lleva varios años desarrollá­ndose, centrándos­e en gran medida en la reducción de su tamaño, hasta ahora faltaba el análisis.

Mershin explicó que ya sabían que los sensores son mejores que lo que pueden hacer los perros en cuanto al límite de detección, pero ahora han demostrado que pueden entrenar una inteligenc­ia artificial para replicar, “hasta cierto punto”, lo que hacen los canes.

Este logro, dicen los investigad­ores, proporcion­a “un marco sólido” para seguir investigan­do y desarrolla­r la tecnología hasta un nivel adecuado para su uso clínico.•

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ARCHIVO Tratan de automatiza­r la capacidade­s olfativas de la nariz y el cerebro caninos en un dispositiv­o compacto.

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