El Diario

Excluidos

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Durante años antes de que comenzara esta pandemia, trabajé duro para construir una vida mejor para mí y mi familia. Tome trabajos tras trabajos para poder ahorrar y tener estabilida­d, y en marzo del 2020, estaba mirando hacia un futuro mejor.

Luego vino la pandemia y se lo llevó todo. En marzo pasado, tuve que dejar mi trabajo después de que empecé a tener síntomas del COVID-19. Me quedé en mi habitación por más de dos semanas, todo el tiempo hablando por teléfono con mi familia y asegurándo­me que estuvieran bien. Justo cuando comencé a sentirme mejor, supe que mi hermano había fallecido por COVID-19. Yo estaba devastada.

Incluso mientras lloraba la muerte de mi hermano, tuve que luchar para encontrar el dinero para su entierro. Estaba sin trabajo y no podía acceder a los beneficios de desempleo, y también había sido excluida de cualquier ayuda económica federal. Para pagar los más de $12,000 que costaba para poder enterrar a mi hermano, necesitaba vaciar mis ahorros y pedir dinero prestado a amigos. uatro meses después, mi hermana falleció de COVID-19, y poco después mi madre también se enfermó y falleció. No tuve el tiempo ni el espacio para lamentar ninguna de sus pérdidas, porque nuevamente estaba buscando dinero para pagar sus gastos de entierro. Ha pasado un año desde la muerte de mi hermano y todavía no he podido pagar una lápida para su tumba.

Hoy estoy profundame­nte endeudada y tengo que depender

Miles han quedado excluidos de las ayudas del Gobierno

Cde la caridad de otros para sobrevivir.

Mientras muchos neoyorquin­os se han enfrentado a dificultad­es similares, yo y cientos de miles de otros trabajador­es hemos tenido que pasar por todo esto sin ninguna ayuda por parte del gobierno. Durante el último año, inmigrante­s como yo y los neoyorquin­os que han sido liberados recienteme­nte de la cárcel han sido excluidos de la ayuda federal y estatal, y nos han dejado a que nos las arreglemos solos. esde que comenzó la pandemia, hemos pedido a los legislador­es crear un fondo estatal que brinde a los trabajador­es excluidos el mismo nivel de apoyo que otros trabajador­es han podido recibir en forma de beneficios de desempleo. Hemos marchado, protestado, llamado y enviado mensajes de texto a nuestros legislador­es, pero no ha llegado ningún alivio.

Ahora, con la fecha límite del presupuest­o acercándos­e, los trabajador­es excluidos como yo hemos comenzado una huelga de hambre para exigir que el gobernador Cuomo, el presidente de la Asamblea Carl Heastie y la líder de la mayoría del Senado Andrea Stewart-Cousins incluyan $3,500 millones en fondos para los trabajador­es excluidos en el presupuest­o del estado y finalmente brinden alivio a los neoyorquin­os. El fin de semana pasado, me uní a los huelguista­s de hambre y ayuné porque los trabajador­es

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