‘Cada uno puede convertirse en héroe o villano’
AMC, la cadena de cines más grande de Estados Unidos, tiene ya abiertas el 98% de sus salas. Regal Cinemas, su competencia, reabrirá muchas de las suyas este viernes 2 abril, “a tiempo para Godzilla vs. Kong”, según un comunicado de la compañía.
¿Vuelven los cines para no perderse la pelea entre estos dos míticos monstruos o, más bien, Godzilla vs. Kong ha esperado al momento exacto para convertirse en el estreno más taquillero desde que comenzó la pandemia?
En cualquier caso, el blockbuster de Warner Bros. –que se estrenó al mismo tiempo en salas y en HBO Max este miércoles– ya recaudó $123 millones de dólares el fin de semana pasado en su estreno internacional y espera repetir éxito los próximos días en el mercado nacional.
Los grandes protagonistas de la película son los personajes que le dan nombre, pero a su alrededor Godzilla vs. Kong cuenta con un elenco internacional en el que destacan Millie Bobby Brown, Alexander Skarsgård, Rebecca Hall y los mexicanos Eiza González y Demián Bichir.
El actor de 57 años, que también acaba de estrenar “Land” , nos atendió desde su casa en California antes del estreno de Godzilla vs. Kong.
Godzilla vs. Kong es un blockbuster. No se han estrenado muchos durante el último año. Es como otro pasito hacia la normalidad. Demián Bichir:
Es un buen punto. Poco a poco vamos a regresar a esa normalidad si todos ponen de su parte. Porque esto no es una cuestión gubernamental. Ningún gobierno le puede poner un vigilante a cada ciudadano para que hagan lo elemental, lo correcto, para ponerse la put* mascarilla de una buena vez, ¡por favor! Mantener la distancia, lavarse las manos. Tampoco se necesita tanto.
Por eso esta película es fundamental: se trata de la empatía, la generosidad y la responsabilidad que requiere y conlleva tener poder, o ser un multimillonario como mi personaje. Aquí no se trata de cuánto poder o cuánto dinero tienes, sino de qué vas a hacer con eso.
Junto a Eiza González, que hace de tu hija, son un poco los “malos” de la película… D.B.:
No los veo como villanos o como héroes, sino como seres humanos. Todos tenemos esa dualidad. Todos tenemos la elección, cada día, en cada momento de nuestras vidas, de hacer lo correcto o no hacer lo correcto. Y así te convertirás en un héroe o en un villano de tu propia vida. Mi personaje representa lo que significa el poder que da tener tanto dinero: puedes hacer cosas formidables con él o puedes ayudar a que el planeta se deteriore.
Godzilla y King Kong llevan en el cine casi desde que se inventó. ¿Por qué crees que siguen fascinando generación tras generación? D.B.:
Estos monstruos colosales únicamente pueden existir en la fantasía. Y cuando se pueden lograr técnicamente tan bien, es emocionante pensar
que eso puede ser real. La magia del cine transforma esos elementos de fantasía en una realidad casi palpable.
P.: Tienes una larga carrera en español y en inglés. ¿Te sientes totalmente asentado en Hollywood? D.B.:
Estados Unidos es una industria formidable, pero también hay un montón de cosas que no me interesa hacer. La mejor forma de determinar qué es lo que quieres es diciendo que no a un montón de cosas que te llegan, que tienen que ver con estereotipos, clichés, lugares comunes o retos que no significan ningún riesgo para mí. Me mantengo con esa independencia y libertad para elegir lo que quiero hacer.
P.: ¿Cómo valoras el cambio en la Presidencia y la situación en la frontera? D.B.:
Esta historia de los migrantes llegando a Estados Unidos es una de las grandes hipocresías en todas las mesas políticas de cada rincón de este país. Se insiste en negar la importancia de los trabajadores indocumentados y del poder económico que han generado. Se mantiene un doble discurso constante: “No los queremos, pero los necesitamos”. “Que se vayan, pero que se queden”. Se tienen que poner de acuerdo.
EE.UU y México se benefician de esa fuerza laboral. Los dos países, porque los inmigrantes no tienen ningún derecho para poder reclamar nada. Y al mismo tiempo ninguno de los dos le brinda las posibilidades para que se queden a producir en su propio país o se les reconozca la labor que hacen en Estados Unidos.