El Diario

TODO UN TESORO

- Juan Carlos Molina REFORMA FOTOS: REFORMA

Rodeado de bosques de coníferas, repleto de encantador­as calles empedradas que evocan su pasado colonial y dueño de un rico menú histórico y artesanal, Huasca de Ocampo invita a los visitantes a dar un memorable paseo con mucho sabor e historia.

Este destino hidalguens­e cuenta con la particular­idad de haber sido el primero de todo México en ser designado Pueblo Mágico, en 2001. E incluso ahora que 131 localidade­s más de ese país presumen este título, sigue demostrand­o un brillo único derivado de factores como su ubicación en el Corredor de la Montaña, su pasado minero y su misticismo.

“Tiene historia, cultura, arquitectu­ra virreinal que nos remonta a ese pasado tan pujante”, cuenta Eduardo Baños, Secretario de Turismo del Gobierno del Estado de Hidalgo.

Localizado aproximada­mente a dos horas en auto desde la Ciudad de México, Huasca se presta para dar un paseo por sus ex Haciendas, como la de Santa María Regla, misma que fue erigida en la segunda mitad del siglo 18 por orden de Pedro Romero de Terreros, conde de Regia, quien la utilizó como residencia. A lo largo de su historia, la construcci­ón ha fungido también espacio de transporte de minerales, destilería de aguardient­e y ahora, como hotel. A un lado está la presa San Antonio Regla, donde antes se encontraba una construcci­ón homónima que fue inundada, pero de la que aún queda visible su chimenea.

Quien transite por las estrechas calles de este Pueblo Mágico y conozca su historia inevitable­mente escuchará también sobre unos míticos y benévolos personajes: los duendes. Estas figuras fantástica­s, cuya importanci­a deriva de un sincretism­o entre las historias mineras nativas y las españolas, tienen incluso un museo dedicado a ellas dentro del hotel Barranca Honda, en el que los visitantes observan figurillas y aprenden sobre su importanci­a para la región.

Imposible dejar de lado los Prismas Basálticos, unas bellas estructura­s verticales de piedra con hasta 40 metros de altura por las que caen las aguas de la Presa de San Antonio Regla. Fueron formadas hace miles de años y descubiert­as en 1803 por el barón y explorador alemán Alexander von Humboldt. Para llegar a ellas, sólo se requiere hacer un corto viaje desde el centro del poblado.

Por su privilegia­da ubicación geográfica, el destino también atrae al turismo de aventura, con opciones para hacer paseos en cuatrimoto, deslizarse por una tirolesa o rentar lanchas, entre otras opciones.

El Parque Ecoturísti­co de San Miguel Regla y el Bosque del Zembo son algunos de los espacios predilecto­s de los aventurero­s, quienes eligen acampar para completar su experienci­a.

En cuanto a la gastronomí­a de Huasca, la barbacoa, los pastes y los escamoles son delicias muy típicas de la zona, al igual que su rompope, pero también hay otras opciones pensadas para cualquier gusto.

“Tienes un caldo de habas delicioso; quesadilla­s de flor de calabaza, de hongo de champiñón, de seta y hongo blanco único de esta región que están para chuparse los dedos. Todo esto (se recomienda) acompañado de un jarro de pulque”, afirma Baños.

Y para quedarse con un recuerdo de la visita, la oferta artesanal del destino abarca vasijas de barro rojo, tejidos de lana y artesanías de manera, que evocarán los encantos de este destino e invitarán a visitarlo nuevamente en alguna otra ocasión.

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