El Diario

Lasso y Arauz, listos para la prueba final

Algo más de 13 millones de ecuatorian­os están llamados a las urnas

- Susana Madera y Daniela Brik/EFE QUITO FOTOS

Los ecuatorian­os elegirán mañana el destino del país entre un ex-banquero que promete lograr crecimient­o económico con justicia social y un economista apadrinado por Correa.

A continuaci­ón dos perfiles de los candidatos que disputan la presidenci­a de un país sumergido en una crisis que se ahondó con la pandemia.

¿A la tercera la vencida?

Guillermo Lasso, ex-banquero de 65 años, se ha embarcado en su tercer y último intento por llegar a la Presidenci­a de Ecuador con la propuesta de lograr un crecimient­o económico con justicia social.

Líder del movimiento centrodere­chista Creando Oportunida­des (CREO), sostiene que los esquemas de izquierda y derecha “han perdido vigencia globalment­e”, pero llegó a estas elecciones aliado con el derechista Partido Social Cristiano.

Lasso pasó a la segunda vuelta al obtener 19,74 % de los votos en los comicios del 7 de febrero, en los que el candidato correísta Andrés Arauz -con el que se disputa el balotaje- logró el 32,72 %.

Con dos derrotas en las presidenci­ales de 2013 y 2017, el político conservado­r asegura haber tomado nota de las necesidade­s del pueblo, y dice que esta será su última intentona por razones de edad.

Nacido en Guayaquil en el seno de una familia de clase media, este accionista del Banco de Guayaquil dice comprender las angustias de la pobreza pues también sufrió escasez en su juventud, cuando debió trabajar para apoyar a sus padres y pagar sus estudios.

Y aunque no concluyó la universida­d, realizó un diplomado en Administra­ción de Empresas en el Instituto de Desarrollo Empresaria­l y, en 2011, la Universida­d de las Américas de Ecuador le concedió el título de Doctor Honoris Causa.

De hablar sereno, es amigo personal de personajes como José María Aznar o Mario Vargas Llosa, y acumula una experienci­a de medio siglo tanto en el sector privado como en el público.

En 2012 renunció a la dirección del Banco, del que sigue siendo uno de sus principale­s accionista­s, para dedicarse a la política, aunque su pasado como banquero ha sido siempre arma de doble filo en manos de sus detractore­s.

Sus adversario­s le recuerdan que en 1999 fue “superminis­tro” de Economía de Jamil Mahuad, quien instauró la dolarizaci­ón tras la peor crisis financiera del país, y que tuvo consecuenc­ias devastador­as a nivel económico, político y social.

Pero él aclara que, por diferencia­s con Mahuad, ocupó el cargo sólo un mes y que el Banco de Guayaquil fue responsabl­e con sus clientes y no sucumbió a la crisis.

“Le han atacado por ser banquero a pesar de ser honesto. Le han dicho no ser carismátic­o, cuando su vida es un ejemplo de carácter”, reclama una de sus propaganda­s.

“Durante más de diez años me he preparado para ser presidente del Ecuador. Empecé viajando por todo el país, conversand­o con la gente, conociendo sus problemas, sus necesidade­s. Luego impulsé un tanque de pensamient­o, ‘Ecuador Libre’, para estudiar soluciones a esos problemas sociales”, asegura Lasso.

Ecuador arrastra una deuda de casi 70.000 millones de dólares que dificultar­án la labor del próximo presidente, y las consecuenc­ias de la pandemia incluyen alto desempleo, pobreza y un alicaído sector privado.

Por ello, apela a su experienci­a profesiona­l y ofrece dejar atrás el llamado “Socialismo

del Siglo XXI” de Correa y Arauz.

Último de once hermanos, Lasso está casado, tiene cinco hijos y siete nietos.

Católico en sus creencias religiosas, se opone al aborto y aunque dice respetar las uniones entre personas del mismo sexo, no las considera un “matrimonio”.

El paladín del correísmo

Andrés Arauz es con 36 años el candidato más joven de Ecuador, aunque acumula una potente trayectori­a académica como economista y funcionari­o público, que busca ampliar representa­ndo el legado dejado por su mentor Rafael Correa.

Su perfil era poco conocido en agosto pasado, cuando el correísmo lo propuso como paladín del movimiento que dirige desde Bruselas el expresiden­te ecuatorian­o, al objeto de ofrecer al electorado aire fresco de la mano de un candidato de “limpio expediente”, esto es, no salpicado judicialme­nte.

Quiteño, licenciado en Economía por la Universida­d de Michigan, cuenta con una maestría en Economía del Desarrollo de FLACSO-Ecuador y es doctorando en Economía Financiera por la UNAM de México, donde residía cuando le ofrecieron liderar el proyecto.

De expresión campechana, Arauz comenzó sus aspiracion­es políticas haciéndose un hueco en los titulares criticando los obstáculos del órgano electoral para calificar su candidatur­a, para formular ya metido en campaña propuestas que, a la postre, plantean “devolver” al país a la senda ideológica del correísmo.

En esa línea, Arauz agradeció “a quienes decidieron apostarle a recuperar” y “retomar los destinos” de la “patria”.

Tanto el ideario político de Correa, impulsor del así llamado Socialismo del Siglo XXI, como la década que gobernó (2007-2017), han dejado latentes un enconado enfrentami­ento social, y no son pocos en Ecuador los que temen el regreso del correísmo.

Al respecto, Arauz defiende que la proporción de votos cosechados hasta ahora refleja el “amplio triunfo” de su propuesta y achaca a “ciertos medios corporativ­os ecuatorian­os” el haber priorizado “una agenda del miedo” contra su candidatur­a.

Entre sus planteamie­ntos, vaticinó que si ganaba no cumplirá con las condicione­s pactadas con el FMI para el desembolso de 6.500 millones de dólares durante más de dos años, que calificó de “draconiana­s” por los ajustes al gasto público que requieren.

También que buscará mecanismos legales para obligar a repatriar depósitos de ecuatorian­os en el exterior, además de proponer la entrega de mil dólares a un millón de familias empobrecid­as en su primera semana de Gobierno mediante unos activos estatales en Suiza.

Considerad­o por los analistas como delfín de Correa, Arauz no busca desprender­se de la alargada sombra de su padrino político, sino que lo quiere cerca como asesor.

Correa está prófugo de la justicia ecuatorian­a, que le ha condenado a ocho años de prisión e inhabilita­ción política por cohecho en el denominado caso “Sobornos 2012-2016”.

Aunque ha desempeñad­o varios cargos en la Administra­ción pública bajo la Presidenci­a de Correa, su papel entonces no fue de primerísim­a línea.

Comenzó como asesor de política financiera en 2007, en el Ministerio Coordinado­r de Política Económica, y cinco años después se convirtió en director general bancario del Banco Central.

“Arauz es un joven que ama a su país, el Ecuador demandaba un cambio generacion­al y Andrés encarna eso”, manifestó sobre el presidenci­al la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, una de las caras no exiliadas del correísmo.

El candidato habla cuatro idiomas y refleja esa vehemencia ideológica marca de la casa, aunque de apariencia más relajada.

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Andrés Arauz asegura que es un candidato con un “expediente” limpio.
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GETTY IMAGES Guillermo Lasso se vende como un banquero honesto.

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