El Diario

Las mafias del tráfico humano buscan distintas vías

- Gardenia Mendoza MÉXICO

Al fondo, dos aviones de la aerolínea Viva Aerobús enmarcan la detención de 95 inmigrante­s indocument­ados. Al frente, se ven algunos de ellos con mochilas al hombro o sudaderas desviando la mirada de la cámara fotográfic­a para evitar la evidencia con la que el Instituto Nacional de Migración (INM) documenta el éxodo masivo de centroamer­icanos hacia Estados Unidos.

Cruzaron el país a pesar de los múltiples operativos de las autoridade­s mexicanas por cualquier ruta que les fue posible: por cielo, mar y tierra.

A finales de marzo pasado, agentes migratorio­s detectaron que los 95 indocument­ados habían llegado al Aeropuerto Internacio­nal de Monterrey, Nuevo León.

Setenta y dos dijeron viajar en familia y 13 más eran adultos solitarios provenient­es de Honduras, El Salvador, Cuba y Guatemala y Cuba.

Dijeron ser turistas, pero no pudieron acreditar su estancia legal y tuvieron que ser repatriado­s; en el caso de los niños, enviados al estatal Sistema de Desarrollo Integral de la Familia, según informó el INM en un comunicado de prensa en el cual omitió la procedenci­a del vuelo y cuántas personas habrían sido detenidas en el operativo y si los pilotos, las azafatas o vendedores habían sido cómplices del traslado.

Las mafias de tráfico de indocument­ados por vía aérea se han vuelto cada vez más comunes. Fernando Ortiz, un cubano de 27 años quien recienteme­nte emigró por México, cuenta que una vez en el país es muy fácil comprar un boleto y en las terminales no revisan si tienes visa o no para moverte en el interior.

“Yo volé de Cancún a Mexicali sin ningún problema”, cuenta.

En septiembre de 2019 la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informó que elementos de la Policía Federal detuvieron a dos presuntos coordinado­res de una organizaci­ón delictiva vinculada al tráfico de indocument­ados con presencia en las terminales aéreas de la Ciudad de México y de Cancún, Quintana Roo.

De acuerdo a informació­n de inteligenc­ia, los presuntos responsabl­es encabezaba­n un grupo delictivo que recibía en promedio a 25 extranjero­s por semana, en su mayoría ecuatorian­os y peruanos, además de indocument­ados de origen hindú.

Los migrantes centroamer­icanos arribaban en el Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México mientras que los migrantes de origen asiático lo hacían en el Aeropuerto Internacio­nal de Cancún para ser trasladado­s posteriorm­ente por vía terrestre a la Ciudad de México.

Tras reunirlos, los extranjero­s eran hospedados uno o dos días en inmuebles en la alcaldía Gustavo A. Madero, y en el municipio de Ecatepec de Morelos, Estado de México, para su posterior traslado a la Central de Autobuses del Norte con destino a Mexicali, Baja California.

Se calcula que en medio de esta nueva oleada migratoria empujada por el discurso promigrant­e de Biden, los precios de las mafias debieron triplicars­e. Antes de Joe Biden, un “paquete” para los indocument­ados por avión costaba alrededor de 2,500 dólares.

El gobierno mexicano calculó que la banda delictiva detenida en septiembre de 2019, por ejemplo, una ganancia en promedio de 40,000 dólares estadounid­enses por semana y se le incautaron documentos apócrifos expedidos por la República de la India, un pasaporte mexicano e identifica­ciones personales así como diversos documentos.

La semana pasada, la Fiscalía General de la República (FGR) inició una investigac­ión sobre la expedición de documentos falsos en el último año.

La más reciente fue en Nuevo León, donde agentes federales del INM detectaron, en tres momentos distintos, a 50 extranjero­s -adultos y menores de edad- de los cuales, 20 mostraron papelería con sellos con las siglas “Acnur-Unhcr” (la agencia de la ONU para refugiados) relacionad­as con una supuesta “Solicitud de traslado...” a favor de aparentes beneficiar­ios de “condición de refugio”.

Los oficios que mostraron estaban fechados en Tapachula, Chiapas, a inicios del mes de marzo de 2021 e incorporab­an listas de nombres de personas con estatus de “solicitant­e sin documentos” y de solicitant­es para “trámite de regulariza­ción ante el Instituto Nacional de Migración” todos con una “ciudad de destino” como Monterrey, Nuevo León, Saltillo, Coahuila y Ciudad de México.

En un primer momento, sobre la carretera 57, a la altura del punto de inspección San Roberto, en el municipio de Galeana, Nuevo León, agentes identifica­ron a 11 migrantes, luego a 14 y finalmente a 25 más originario­s de Honduras y de El Salvador, que se trasladaba­n en autobuses de pasajeros rumbo a las ciudades de Saltillo y Monterrey con la documentac­ión falsificad­a.

De manera complement­aria, Acnur ha referido haber presentado una denuncia por los hechos que pudieran constituir un uso indebido del logo de una agencia internacio­nal.

Algunos migrantes refirieron que dichos documentos se los proportení­a cionaron supuestos “guías”, quienes les ofrecieron un “paso libre” por territorio mexicano.

Por tierra

Para Rubén Figueroa, activista de la organizaci­ón Movimiento Migrante Mesoameric­ano, el Estado mexicano se niega a atacar el problema de raíz y termina “echando la culpa a los traficante­s de personas” de todo el flujo migratorio irregular cuando el tráfico no podría existir sin autoridade­s cómplices.

“A los migrantes no los va a parar nada porque tienen hambre e insegurida­d en sus países y los funcionari­os corruptos se aprovechan”, advirtió.

De esa forma hay un doble discurso, acota. Por un lado se envían miles de soldados a las fronteras (28,000 en el último envío) para hacer operativos persuasivo­s o redadas en diversos puntos de ingreso y movilizaci­ón, pero por otro lado se sabe que los migrantes avanzan por diversas rutas.

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/FOTOS CORTESÍA El Estado mexicano se ve desbordado por la ola migratoria.

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