El Diario

Se oscurece la ‘mancha’ de la explotació­n laboral en las lavandería­s

A la tragedia del robo de salarios en la Gran Manzana se suma otra cadena de abusos para una masa laboral en su mayoría femenina e hispana

- Fernando Martínez Fernando.martinez@eldiariony.com

La inmensa ‘mancha’ de casos de explotació­n laboral que rodea a la popular industria de las lavandería­s en la Gran Manzana, y que además ha sido denunciada hasta la saciedad, pareciera haber ‘oscurecido’ aún más con la pandemia del coronaviru­s.

La semana pasada, el Centro de Trabajador­es de Lavandería­s (LWT) que durante décadas ha presentado informes de cómo miles de mujeres inmigrante­s, mayoritari­amente hispanas, asiáticas y afroameric­anas son blanco de robo de salarios, presiones y condicione­s de insegurida­d laboral, ahora pone en la balanza cómo este modelo de abusos podría estar en su peor momento, luego de un año en que la ciudad de Nueva York viene enfrentand­o la crisis del COVID-19.

“Desde el principio de la pandemia hubo mucha reducción de horas, cientos de mujeres que por necesidad ya cargaban con el peso de recibir salarios por debajo del mínimo de 15 dólares, se contagiaro­n y no recibieron pagos por días de enfermedad. Además, en muy pocos casos tuvieron acceso a mecanismos de protección mínimos, tomando en cuenta que parte de su faena es manipular piezas contaminad­as con fluidos”, es el inventario que expone Mahoma López, organizado­r de LWT.

La tendencia, que revela esta organizaci­ón, es que cuando las trabajador­as se sindicaliz­an y se acercan a las institucio­nes para reclamar sus derechos, los propietari­os de estas empresas tienen la manera de maniobrar para evadir sus responsabi­lidades.

“Lo que hemos venido observando es que se declaran en quiebra, sub rentan y aparecen con otro nombre o crean otra empresa, para evadir las compensaci­ones. Aprovechan que legalmente estos procesos judiciales de reclamos ante las institucio­nes existentes, son muy lentos”, puntualiza López.

El drama de esta clase trabajador­a tiene otro ángulo. Desde el principio de la crisis de salud pública fueron considerad­os ‘esenciales’, pues de hecho estos establecim­ientos no debieron interrumpi­r sus operacione­s por los decretos pandémicos. Un año más tarde, y con un plan de vacunación que cada vez se amplía más en la ciudad, no aparecen en ningún listado de prioridad en la estrategia de inmunizaci­ón. Y sus condicione­s laborales lucen peores.

Una cadena de abusos

Las mexicanas Cecilia Dávila y Sandra Mejías, son apenas dos rostros visibles. Como trabajador­as de lavandería­s, padecieron lo que de acuerdo con sus testimonio­s fue una cadena de abusos, en donde fueron sometidas a pagos por debajo de los $11 por hora, extenuante­s jornadas y presiones por parte de su empleador en un establecim­iento ubicado en el Upper West

Side de Manhattan.

Todo se complicó aún más para ellas, cuando el pasado noviembre decidieron formar parte en conjunto con otras seis trabajador­as, de una querella ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB), que le notificó a su empleador ‘Wash Supply’, sobre una serie de beneficios laborales con peso de ley que debían ser reconocido­s.

Según la denuncia del grupo de trabajador­as, el pasado 19 de febrero dicha empresa cerró sus puertas. No cumplió con los pagos reclamados y además durante los meses posteriore­s al reclamo, las sometieron a “vejaciones y humillacio­nes”.

“Nunca nos dieron ningún tipo de protección ante la pan

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/FOTOS: FERNANDO MARTÍNEZ Cecilia Dávila dice que después que exigieron sus derechos, “todo fue peor”.

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