Con el oficio de los grandes
Los ‘merengues’, pese a sus limitaciones, hacen lo justo para avanzar
Real Madrid renunció a todo en Anfield: al ataque, al gol, a matar la eliminatoria. Renunció a todo menos al tesoro más preciado, la clasificación para unas semifinales que lo devuelven al camino de la gloria europea con el sufrimiento de una noche de perros ante Liverpool que terminó 0-0.
Las semifinales, las primeras en tres años, sitúan al equipo ‘merengue’ como el que más presencias en esta ronda tiene en la historia y le medirán a un Chelsea en continuo crecimiento.
Para ganarse el derecho a luchar por la decimocuarta Copa de Europa, Real Madrid aguantó en Anfield uno de los partidos más sufridos de su historia reciente, no por el marcador, sino por las sensaciones.
Al Livepool no le hacía falta público para ponerse a tono y salió a apabullar al Real Madrid, comiéndose a los blancos con hasta cinco jugadores presionando la salida de balón.
Liverpool maniató durante los diez minutos iniciales al club español, en los que el portero Thibaut Courtois sacó un mano a mano a Mohamed Salah y un disparo a mano cambiada a James Milner desde la frontal.
El portero belga sostenía al equipo, mientras el resto del plantel se contentaba con oler la pelota. Con mucha precaución, alargaban las posesiones y enfriaban un encuentro en el que el local solo demandaba ritmo.
A lo único que no renunciaba Real Madrid era a las transiciones ofensivas tras pérdida y en una de esas Karim Benzema, con dos recortes sobre Nathaniel Phillips en los que mareó al central, se encontró con el palo.
Real Madrid se marchó al descanso con un valioso 0-0 después de ver cómo Georginio Wijnaldum erraba una ocasión en la que, como si de un penalti con bote se tratara, envió la pelota por arriba.
El paso por vestuarios no cambió el plan del Real Madrid, aferrado a no recibir gol y sustentado en un Courtois que volvió a vestirse de ángel para sacarle un disparo a bocajarro a Roberto Firmino.
Solo las carreras aisladas de Vinicius Jr. desahogaban a un Real Madrid acogotado.
La hoja de ruta era resistir y los pupilos de Zinedine Zidane vivían cada minuto con el corazón en un puño, como si cada jugada fuera la última.
Diogo Jota, Salah, Andrew Robertson, Trent Alexander-Arnold... Todos rozaron el gol, pero sin acierto. Liverpool murió volcado. Real Madrid vivió encerrado, pero vivió y volverá a unas semifinales por primera vez desde 2018.