Existe brecha de género en la vacunación
Algunos estados también tienen una categoría separada para personas no binarias o aquellas cuyo género se desconoce.
Un puñado de estados informan estadísticas de vacunación por género a lo largo del tiempo. Esos datos muestran que aunque la elegibilidad para recibir la vacuna se ha expandido, la brecha —aunque reducida— no ha desaparecido.
En Kentucky, por ejemplo, el 64% de los residentes que habían recibido al menos una dosis de la vacuna a principios de febrero eran mujeres y el 36% eran hombres. A principios de abril, las estadísticas habían cambiado al 57% de mujeres y al 43% de hombres.
En Rhode Island, uno de los estados más avanzados en la inmunización, con casi una cuarta parte de la población completamente vacunada, la brecha se ha reducido de 30 puntos porcentuales (65% mujeres y 35% hombres) la semana del 13 de diciembre, a 18 puntos (59% mujeres y 41% hombres) la semana del 21 de marzo.
Algunos estados desglosan las cifras por edad y por género, lo que revela que la diferencia entre hombres y mujeres persiste en todos los grupos de edad.
¿Qué las motiva?
El doctor Elvin Geng, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, dijo que las mujeres de todos los grupos de edad, razas y etnias generalmente usan los servicios de salud más que los hombres, que es una de las razones por la que viven más tiempo.
Arrianna Planey, profesora asistente de geografía médica en la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill, dijo que a menudo son las mujeres quienes organizan las citas médicas en sus hogares por lo que puedan estar más familiarizadas con la navegación de los sistemas de salud.
Décadas de investigación han documentado cómo y por qué es menos probable que los hombres busquen atención. Un estudio de 2019 en el American Journal of Men’s Health examinó el uso de la atención médica en hombres religiosos heterosexuales y concluyó que las normas masculinas, como la percepción de que son fuertes, eran la razón principal por la que muchos hombres evitaban buscar atención medica.
Las actitudes sobre la pandemia y las vacunas también afectan a quién las recibe.
La doctora Rebecca Wurtz, directora de administración y políticas de salud pública en la Universidad de Minnesota, dijo que las mujeres han tenido más probabilidades de perder sus trabajos durante la pandemia y, en muchos casos, son las que llevan la peor parte en la enseñanza y el cuidado de los niños.
“Las mujeres están preparadas para hacer esto incluso más que los hombres”, dijo Wurtz.
Paul Niehaus IV, de St. Louis, quien se describió a sí mismo como un libertario independiente con inclinaciones conservadoras, aseguró
que no recibirá una vacuna contra el COVID-19.
Dijo que el gobierno federal, junto con Big Tech y Big Pharma, están impulsando un medicamento experimental que no está completamente aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), y no confía en esas instituciones.
“Este es un problema de libertad”, dijo Niehaus, músico independiente de 34 años. “Mi lema es ‘Deja que la gente elija’”.
Por su parte, Steiner —quien planea retirarse a fin de mes como editora de una revista para la Asociación de Salud Católica— dijo estar ba ansiosa por vacunarse.
Tiene un trastorno inmunológico que la pone en alto riesgo de contraer una forma grave de COVID-19 y no ha visto a ninguno de sus nietos en año y medio.
Pero dijo que algunos de los hombres de su vida estaban dispuestos a esperar más tiempo para recibir las dosis y que algunos sobrinos ni siquiera las querían. Su hermano, de 65 años, recibió la vacuna de Johnson & Johnson de un sola dosis a principios de abril después que su hija lo ayudara con la cita.
Steiner, que ahora ha recibido ambas dosis de la vacuna de Moderna, dijo que no se arrepiente de haber viajado cinco horas de ida y vuelta para recibir su primera dosis en febrero.
“Es por mi seguridad, por la seguridad de mis hijos, por la seguridad de mis vecinos, por la gente que va a mi iglesia”, dijo. “Realmente no entiendo la resistencia”.l