Genera empleo
salsa verde líquida poco picosa, pero igual sirve para bañar las pupusas.
García Lara platicó que desde que Yes inició su proyecto, el albergue la respaldó porque además de que proporciona algunos recursos para el refugio, “ayuda mucho a nuestros migrantes, inclusive como una forma de terapia ocupacional y de entrenamiento cuando se sienten mal”.
En La Pupusería de la zona norte de Tijuana han trabajado temporalmente migrantes de Nicaragua, Honduras, México, Venezuela, Haití, Guatemala
y El Salvador.
“Por ayudarme, aquí les pago un poco y aprenden a hacer las pupusas, para que, luego, si quieren, puedan poner sus propios puestos”, comentó Yes. Una persona le dio referencias de que por lo menos una persona que aprendió a hacer pupusas con ella, abrió un negocio en California.
Durante décadas, el gobierno federal mexicano otorgó un presupuesto de cerca de 350 millones de pesos (unos 17 millones de dólares) anuales para los cientos de albergues en todo el país, pero la actual administración cortó toda la ayuda.
Yes, por su parte, piensa que “cuando ayudas a otros, de alguna forma la ayuda llega”.
Platicó a La Opinión que su intención nunca fue llegar a Estados Unidos, sino solo a Tijuana; ahora piensa quedarse a vivir aquí.
“De aquí puedo ayudar a la gente, tengo mi clientela, y ya comencé a tramitar mi residencia en México a través de la Comar”, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados de Acnur, de la ONU.
Estoy a gusto con lo que hago, dijo, mientras amasaba sobre el comal más pupusas.•
“De aquí, en Tijuana vienen centroamericanos, no solo salvadoreños, vienen también clientes mexicanos; y del otro lado (de la frontera), llegan desde Los Ángeles y San Diego, a veces compran y se llevan para la familia”.