El Ártico se vuelve verde por el calentamiento pero no absorbe más CO2
Expertos creen que los nuevos datos ponen a prueba los modelos climáticos
dióxido de carbono que calientan el clima, pero nadie sabía el alcance exacto de esa ayuda.
Para poner a prueba esta hipótesis, Wang y su equipo combinaron los datos de observación de dos misiones satelitales diferentes del Servicio Geológico de Estados Unidos y la NASA, Landsat e ICESat, para poder modelar la cantidad de carbono almacenado en la biomasa en una región de 2,8 millones de kilómetros cuadrados que abarca Canadá y Alaska.
Los datos del ICESat proporcionan mediciones de la altura de las copas de los árboles, mientras que los datos del Landsat se remontan a 31 años, hasta 1984, y proporcionan datos sobre la reflexión de diferentes longitudes de onda de la luz de la superficie del planeta, lo que también proporciona información sobre la abundancia de la biomasa vegetal. Si se combina esto con un aumento de la gravedad de los incendios forestales en la región de dos a tres veces, las imágenes empiezan a tomar forma.
Wang descubrió que la biomasa vegetal seguía aumentando, pero no tanto como sugerían los modelos informáticos anteriores que pretenden simular el cambio climático, ya que esos modelos han tenido dificultades para tener en cuenta los incendios como variable.
Por ello, espera que los resultados ayuden a los científicos que construyen esos modelos, que indican al mundo cómo puede ser el cambio climático, a construir imágenes cada vez más precisas de lo que nos espera a lo largo del siglo.
El coautor James Randerson, de la Universidad de California en Irvine, cree que estos nuevos datos son importantes porque proporcionan un medio independiente para poner a prueba los modelos climáticos, y por la forma en que representan las retroalimentaciones entre el ciclo del carbono y el sistema climático.
“Las tasas de acumulación de carbono en esta región son inferiores a lo que indicaban los estudios anteriores, y empujarán a la comunidad científica a buscar en otros lugares los principales impulsores del sumidero de carbono terrestre”, señala Randerson.
Wang añade, por su parte, que “el cambio es una buena noticia para el clima, pero también es mucho más bajo de lo que podríamos haber esperado, porque estos incendios han arreciado y se han vuelto más graves”.•