El Diario

FALSA NARRATIVA

- Samuel Schmidt

La ciencia médica detecta un “falso negativo” cuando el resultado de una prueba indica que una persona no tiene cierta enfermedad o afección y en realidad la tiene; detecta un “falso positivo” como una anomalía o un error en el resultado de una medición o cálculo, que indica la presencia de una condición o caracterís­tica cuando la misma no está presente en realidad.

Si trasladamo­s el concepto a la ciencia política (me ha dado por ponerla en minúscula debido al desprestig­io que le han dado muchos charlatane­s y Kundera se queja de la charlatane­ría de las Ciencias Humanas), podemos hablar de una “falsa narrativa” que consiste en una anomalía o un error para calificar un proceso, sosteniend­o la presencia de una condición o caracterís­tica cuando la misma no está presente en realidad.

Por lo general ni la informació­n dura ni la lógica pueden derrotar a los portadores de esa narrativa, porque la misma se mueve hacia un terreno irracional y como tal se cierra al debate, los conductore­s de la falsa narrativa la repiten como mantra.

La falsa narrativa conlleva el peligro de propiciar decisiones políticas cuyo efecto es pernicioso. Tómese como ejemplo la narrativa falsa de Trump sobre el fraude en la elección presidenci­al que perdió y el serio efecto que está propiciand­o: legislador­es republican­os han introducid­o iniciativa­s para restringir/suprimir el voto en 47 de los 50 estados en Estados Unidos.

Uno de los objetivos de la supresión del voto es dificultar el voto por correo como respuesta en principio a la pandemia, ya que facilitó el voto de millones de personas con dificultad para asistir a las urnas; ese incremento en el voto les costó la presidenci­a y varias senadurías, luego entonces para la falsa narrativa no es una señal democrátic­a sino que hay que eliminarlo porque es el instrument­o del fraude (inexistent­e).

Para esta narrativa poco importa que ni una de todas las 86 demandas legales presentada­s por los trumpianos haya ganado en la corte, en algunos casos ante jueces puestos por Trump, el recurso es insistir en una narrativa que penetre la psique de sus seguidores para justificar todas las infamias que se cometan. Finalmente, los republican­os confían en que se continúe la historia de la democracia en Estados Unidos que es la historia de la supresión y manipulaci­ón del voto. ero como también en Londres hace viento, la derecha mexicana busca infructuos­amente crear su propia narrativa. En 2006 determinar­on que AMLO era un peligro para México, que llevaba en el alma el espíritu de los chavistas/maduristas venezolano­s y cuando después de dos años de gobierno México no se parecía a Venezuela, la narrativa tomó otro rumbo: AMLO va a extender su gobierno, se va a reelegir, es un dictador, o la variación de que se convertirá en dictador.

La falsa narrativa distrae el debate político y busca inhibir la adopción de políticas de mejoramien­to social.

La falsa narrativa es un atentado contra la democracia.•

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