‘¿Qué sigue? No lo sabemos, pero los migrantes están desesperados’
Michoacanos llegan a Tijuana en busca de asilo; muchos hacen lo inimaginable por cruzar
“Fue muy penoso, porque nos hicieron ir cruzando todos los carriles, las filas de autos, hasta que salimos al lado derecho que estaba despejado, pero ahí no podíamos manejar en sentido contrario para salir de nuevo a las calles de Tijuana. La policía llamó a una grúa que remolcó el carro”, dijo don Esteban.
La familia se quedó finalmente sin dinero y consiguió refugio en un albergue en Tijuana, ahora sin saber qué puede hacer, excepto aguardar, según dijo el señor.
“Yo los entiendo, porque están desesperados, y eso los lleva a buscar nuevas formas para cruzar la frontera”, explicó por su parte un pastor que dirige otro albergue en Tijuana.
El pastor Albert Rivera, del refugio Ágape para migrantes, explicó que cuando el presidente Joe Biden asumió el cargo el 20 de enero, decidió cancelar un programa que obligó a decenas de miles de migrantes a quedarse en la frontera mexicana mientras se revisaban sus peticiones de asilo.
“El presidente decidió que pasaran (a Estados Unidos) unos 25,000 migrantes que tenían todavía casos pendientes en ese programa. Luego, cuando ya pasaron esos miles de personas, comenzaron a dejar pasar nada más de 25 a 40 migrantes cada día a lo largo de toda la frontera”, dijo.
Ese número reducido incluyó únicamente los casos más vulnerables, como personas que necesitaban atención médica de urgencia, mujeres embarazadas que sin atención tendrían que dar a luz en el campamento, en la calle.
De acuerdo con organizaciones de defensa de migrantes en Tijuana, mientras solo unos cuantos cruzaban diario la frontera, cada día llegaban cientos a la ciudad en busca de asilo.
En Michoacán recrudecía una guerra entre cárteles, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los Cárteles Unidos, que en su lucha por controlar territorio aterrorizan a la comunidad.
Ambos bandos, por ejemplo, ahora utilizan drones desde los que dejan caer granadas de fragmentación sobre personas que nada tienen qué ver con sus enfrentamientos, como forma de ahuyentar con terror a la comunidad, para obligar a evacuar áreas y asegurar territorio.
“El mayor problema fue cuando las autoridades estadounidense cerraron por completo el proceso de asilo, y ya no dejaron pasar a nadie, ni siquiera a esos 25 a 40 personas que antes pasaban”, dijo el pastor Rivera.
Represalias
El CJNG también tiene presencia en Tijuana, se disputa el estado con el cártel de Sinaloa, y muchos migrantes michoacanos temen ser identificados y que haya represalias por haber huido.
Los intentos de cruzar en vehículos rentados disminuyeron conforme los agentes fronterizos exigieron mostrar identificaciones antes de llegar a la demarcación amarilla de la frontera sobre el asfalto en las garitas.
Hasta hace unas dos semanas siguieron los intentos en motocicletas, una modalidad de los vehículos rentados.
Los migrantes motociclistas solo revelaban que se entregaban en busca de asilo cuando ya estaban dentro de territorio estadounidense y frente a inspectores de CBP.
El pastor Rivera cruzaba casualmente la frontera por la garita de Otay en San Diego cuando se encontró con que CBP por primera vez había ordenado también a los conductores de motocicletas que hicieran una fila para cruzar a California y mostraran antes de pasar sus documentos migratorios.
“¿Qué sigue? No lo sabemos, pero los migrantes están desesperados, y como vemos, el ingenio no les falta”, dijo el pastor.
Y aun aquellos motociclistas que cruzaban la frontera, eran dirigidos a una zona de inspección pormenorizada.
Los migrantes insisten entregarse en las garitas y evitan cruzar por campo abierto la frontera, porque debido a una medida sanitaria en el marco de la pandemia, el Título 42, la patrulla los expulsa de inmediato, muchas veces incluso por el mismo sitio pro el que entraron a EEUU, sin darles tiempo a pedir asilo.•