La reforma migratoria de Reagan cumple 35 años sin un reemplazo a la vista
shti, del Instituto de Política Migratoria (MPI), aseguró a Efe que “hay una gran diferencia”, entre la atmósfera política que ha rodeado el tema de inmigración en los últimos años en EEUU y la de 1986 cuando se aprobó IRCA.
Explicó que las discusiones legislativas sobre inmigración en 1986 se centraron en “ideas”, en la búsqueda de soluciones bipartidistas al problema de los migrantes y de la frontera.
“Ahora el debate sobre inmigración está centrado en la raza y el color, por lo tanto el nivel de reacción es más visceral”, opinó.
Este año varias propuestas de reforma migratoria que darían un camino a la ciudadanía se han presentado en ambas cámaras del Congreso, pero ninguna ha logrado el necesario apoyo republicano.
Ante este bloqueo, los demócratas han prometido anexar medidas que favorezcan a los indocumentados en el plan de gasto social que se aprobaría en solitario por medio de la reconciliación, pero ya pocos creen que es posible darles la ciudadanía.
Y es que, como Chishti justifica, los conservadores corren “un riesgo político” si apoyan dar la ciudadanía, dado que los republicanos creen que los inmigrantes son partidarios de los demócratas y, por lo tanto, respaldar una reforma migratoria sería dar millones de nuevos votantes al partido rival.
Este no sería el único problema que enfrenta un plan de reforma migratoria que tenga disposiciones similares a IRCA, en opinión de Kamasaki.
Los antiguos partidarios republicanos de la legalización como los senadores Lindsay Graham y Marco Rubio cambiaron sus posiciones, en cierta medida debido al control del expresidente Donald Trump sobre el partido.
Aprender las lecciones de IRCA
Ambos expertos coinciden que muchas de las lecciones que dejó IRCA aún no se han aplicado y Chishti hizo un llamado a la paciencia y recalcó que lograr un consenso sobre la reforma migratoria de 1986 tomó varios años.
Por su parte, Kamasaki hizo un llamado general a romper las barreras y cruzar las líneas partidistas.
“Es difícil romper este “hiperpartidismo”, pero es posible, y se debe trabajar en ello, consideró.