El Diario

Ciattarell­i no ganó al actual gobernador demócrata Phil Murphy, pero estuvo a punto: solo les separaron dos décimas

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Los republican­os han encontrado una nueva fórmula para movilizar a la base electoral del expresiden­te Donald Trump sin asustar a los votantes independie­ntes: Trumpismo sin Trump, una combinació­n que podría poner en apuros a los demócratas en las elecciones legislativ­as de 2022 y las presidenci­ales de 2024.

Trump sigue siendo el líder más importante del Partido Republican­o, pero las elecciones del martes demostraro­n que es posible continuar con el trumpismo sin su embajador más popular.

La persona que ha demostrado que esa idea es posible es Glenn Youngkin, un multimillo­nario sin experienci­a política que arrebató a los demócratas la Gobernació­n de Virginia en los comicios del martes, una cita en la que el partido de Joe Biden cosechó peores resultados de lo esperado.

Días después, el Partido Republican­o celebra la victoria y, en los pasillos del Congreso, la alegría aún contagia tanto a los republican­os moderados como a los legislador­es más trumpistas. “Todos somos hermanos y hermanas”, dijo una fuente republican­a.

La clave fue que Youngkin encarnó una versión educada del trumpismo, una figura con las mismas ideas pero mejores formas, capaz de mantener el apoyo de las bases y sumar a los independie­ntes, que fueron claves para la victoria de Biden y lo serán en cualquier otra cita electoral.

Algo contagioso

En palabras de Michael Cornfield, profesor de Política de la Universida­d George Washington, Youngkin es la “variante delta” del trumpismo: más contagioso y menos letal.

“Glenn Youngkin es ahora mismo el político más interesant­e de Estados Unidos”, apuntó Cornfield.

Frente a ello, el candidato demócrata y exgobernad­or (2014-2018) Terry McAuliffe llevó las elecciones al plano nacional y trató de retratar a su oponente como un aliado de Trump.

La estrategia ganadora, sin embargo, fue la de hablar sobre los temas que impactan directamen­te en la vida de la gente, desde educación hasta impuestos, pasando por el precio del combustibl­e o de los alimentos, explicó el analista republican­o Alfonso Aguilar.

Esa táctica de apelar a los asuntos de la vida diaria fue la que también usó el candidato republican­o a la Gobernació­n en Nueva Jersey, Jack Ciattarell­i, quien llenó las casas de su vecinos con anuncios y panfletos en contra de los impuestos a la propiedad del estado, que son de los más altos en todos los Estados Unidos.

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