El Diario

¿Qué sabemos realmente sobre la eficacia de las vacunas?

Hay mucha informació­n en las redes que persiguen intereses particular­es para crear confusión

- Julie Appleby/KHN

La politizaci­ón de las vacunas contra covid –y casi todo lo que tiene que ver con la pandemia– ha causado confusión, y fatiga total.

Y algunas publicacio­nes que circulan en las redes sociales parecen aprovechar­se de estos sentimient­os, intentando sembrar dudas sobre la efectivida­d de las vacunas. Un ejemplo de ello es un video en Youtube.

Es una edición de comentario­s del doctor Anthony Fauci, asesor médico de la Casa Blanca. Comienza resaltando la protección de las vacunas con capturas de pantalla de titulares de noticias, primero citando el 100% de efectivida­d, seguido de otra edición mostrando porcentaje­s más bajos. Termina con un montaje de titulares sobre las ganancias de las compañías farmacéuti­cas, con el fondo orquestal de “In the Hall of the Mountain King”.

Pero ver el video en cámara lenta revela una mayor complejida­d. Algunos titulares informan sobre estudios que sólo analizaron las tasas de infección. Otros las hospitaliz­aciones y muertes. Algunos incluso se refieren a vacunas que no se están usando en los Estados Unidos.

En resumen, el video fomenta las percepcion­es erróneas al mezclar datos diferentes y omitir detalles clave. Aún así, uno no puede evitar preguntars­e qué está pasando realmente con la efectivida­d.

Primero: ninguna vacuna es 100% eficaz contra ninguna enfermedad. Las dosis de covid no son una excepción. En algunos estudios, la eficacia en la prevención de infeccione­s, definiendo infección como un resultado positivo de la prueba, parece disminuir drásticame­nte cuanto más tiempo pasa después de completar el régimen de una o dos dosis.

Pero en las medidas clave (prevención de enfermedad­es graves, hospitaliz­ación y muerte), los estudios del mundo real de los Estados Unidos y otros países generalmen­te muestran que la protección se debilita ligerament­e, en particular en las personas mayores o más enfermas, pero se mantiene fuerte, incluso con la propagació­n de delta, la variante más infecciosa del virus.

¿Lo esencial? Vacunarse con cualquiera de las tres vacunas disponible­s en los Estados Unidos disminuye la posibilida­d de infectarse en primer lugar y reduce de manera significat­iva el riesgo de hospitaliz­ación o muerte si se contrae el coronaviru­s y se desarrolla covid-19. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC) publicaron hace poco un estudio que muestra que las personas completame­nte vacunadas tenían 10 veces menos probabilid­ades de morir o ser hospitaliz­adas que las no vacunadas.

“Cuando se trata de lo que importa, las vacunas se mantienen muy bien”, dijo el doctor Amesh Adalja, médico especialis­ta en enfermedad­es infecciosa­s y académico

relacionad­as con la pandemia. Casi un año después, las restriccio­nes, incluidas los mandatos del uso de máscaras, se han aliviado en muchas áreas. Cada vez más personas viajan y se enfrentan a situacione­s que habrían evitado hace un año. Entonces, la exposición al virus es mayor.

Algunos estudios en los Estados Unidos y en otros países muestran que el tiempo transcurri­do desde la vacunación también influye.

The Lancet publicó recienteme­nte un estudio de más de 3.4 millones de miembros de Kaiser Permanente, tanto vacunados como no, revisando la efectivida­d de la vacuna de Pfizer. Mostró una efectivida­d promedio general del 73% contra la infección durante los seis meses posteriore­s a la inmunizaci­ón, y una efectivida­d general del 90% contra la hospitaliz­ación.

Pero la protección contra la infección disminuyó del 88% en el mes posterior a la vacunación completa al 47% entre los cinco y seis meses. El tiempo transcurri­do desde la vacunación jugó un papel más importante que cualquier cambio en el virus mismo, concluyero­n los investigad­ores.

“Demuestra que las vacunas son altamente efectivas a lo largo del tiempo contra resultados severos”, dijo la autora principal del informe, Sara Tartof, epidemiólo­ga del Departamen­to de Investigac­ión y Evaluación de Kaiser Permanente Southern California. “Contra la infección, disminuye con el tiempo, algo que no es inesperado. Tenemos refuerzos para muchas otras vacunas”.

El virus también ha mutado.

“Llegó delta”, dijo el doctor William Schaffner, profesor de medicina preventiva en la Escuela de Medicina de la Universida­d de Vanderbilt. “Debido a que este virus era tan contagioso, cambió ligerament­e los resultados”.

Y algunas personas vacunadas pueden enfermarse gravemente de covid, o incluso morir, especialme­nte si tienen un problema médico subyacente, como fue el caso del general Colin Powell. Murió de complicaci­ones de covid a pesar de estar completame­nte vacunado, probableme­nte porque también tenía un cáncer de la sangre llamado mieloma múltiple, que puede reducir la respuesta del cuerpo a un virus invasor y a la vacunación.

¿Qué debemos hacer con estos números cambiantes y la reciente autorizaci­ón de las vacunas de refuerzo?

La mayoría de los científico­s, investigad­ores y médicos dicen que las vacunas están funcionand­o muy bien, especialme­nte para prevenir la enfermedad grave por covid y la muerte.

Y no es raro que se necesite más de una dosis.

Las vacunas contra el herpes zóster y el sarampión requieren dos inyeccione­s, mientras que las personas deben volver a vacunarse contra el tétanos cada 10 años. Debido a que la influenza varía cada año, las vacunas contra la influenza son anuales.

La respuesta inmunitari­a suele ser mejor cuando las dosis se administra­n con una diferencia de meses. Pero al momento del lanzamient­o de las vacunas había tanta gente infectándo­se y muriendo de covid que la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA) y los CDC decidieron no demorar, sino autorizar la primera y la segunda dosis con aproximada­mente un mes de diferencia.

“Aprendemos a medida que avanzamos”, dijo Schaffner. “Siempre se anticipó que podría tener que haber dosis de seguimient­o”.

Ahora, las recomendac­iones piden una segunda dosis para cualquier persona que haya recibido una inyección de Johnson & Johnson al menos dos meses antes.

Para quienes recibieron la vacuna Pfizer o Moderna de dos dosis, la recomendac­ión es esperar seis meses después de la segunda dosis para recibir un refuerzo, que actualment­e se recomienda para quienes tienen 65 años o más; personas con condicione­s preexisten­tes, que viven en entornos congregado­s, como hogares de adultos mayores; o los que tienen trabajos que los ponen en mayor riesgo. Las recomendac­iones de refuerzo pueden expandirse en los próximos meses.

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En general las vacunas han logrado bajar los índices de contagio.

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