Adiós, gran ‘villano’
Actores y productores recuerdan al fallecido Enrique Rocha
En cuanto sonaba la claqueta, Enrique Rocha se ponía serio para sus escenas, usualmente de villano, pues su imponente voz le permitía encarnar desde patriarcas incuestionables y estrictos (Dos Mujeres, Un Camino) hasta a un agente diabólico que quiso destruir a un ángel de la guarda (Serafín).
Pero en cuanto daban el corte, el actor, fallecido el sábado a los 81 años de causas naturales, cambiaba.
Productores, actores y amigos que trabajaron con “Rochón”, como le decían por la gravedad de su voz, resaltaron esa gran contradicción: el público lo recordará como el malo del cuento, pero ellos lo harán como alguien muy animado.
“Quizá nadie lo ubica de esa forma, pero era el tipo más divertido que he conocido en toda mi vida, con el que más me he reído. Nos caíamos literal al piso de tanto reírnos. Hasta me dolía el estómago. Tenía un sentido del humor que lo tenía siempre tan jovial, con tanta energía”, compartió en entrevista Lorena Herrera, que estuvo con Rocha en Dos Mujeres.
Rocha descubrió inesperadamente su profesión a los 17 años por una audición teatral a la que no llegó un actor.
Tras ello, debutó en la década de los 60 en cine y televisión, y afrontó retos como el filme El Proceso de Cristo (1966), de Julio Bracho.
Gracias a La Mentira (1965) llegaron otros melodramas, como Mundo de Juguete (1974), Cuando los Hijos se Van (1983), Mi Pequeña Traviesa (1997) y El Privilegio de Amar (1998).
Mientras interpretaba padres que no comprendían a los jóvenes, como en Rebelde (2004), curiosamente se convirtió en guía de los actores que iniciaban.
“Debuté en Cómo Duele Callar, cumplí ahí mis 19 años y mi pastel de tres leches me lo compró ‘Rochón’. Fue nuestro papá, sobre todo nuestra generación.Era un hombre con mucha clase, siempre invitador, hermoso, tomando en cuenta a todo mundo. Por eso los chavos siempre lo rondamos y amamos”, recordó la actriz Cynthia Klitbo.
Ambos fueron los antagónicos en El Privilegio de Amar, de Carla Estrada, quien rememoró al actor como el más profesional, quien siempre llegaba a tiempo con los textos aprendidos.