QUÉ HAY DE VERDAD CON LA TEORÍA CRÍTICA DE LA RAZA
Uno de los elementos que contribuyó a la victoria del republicano Glenn Younking sobre el demócrata Terry McAuliffe por la gubernatura de Virginia fue su posición sobre la enseñanza de la “Teoría crítica de la raza”.
Younking manifestó que una vez que tome las riendas del gobierno de Virginia, “prohibiría la enseñanza de este tipo de clases en las escuelas”.
Por supuesto que esta posible política motivó a los grupos de la extrema derecha, especialmente a los creyentes de las teorías social-darwinistas, a unirse bajo el manto de Younking, pero también puso en jaque al electorado moderado e indeciso, cuyos partidarios normalmente no apoyan políticas extremas – de la derecha o izquierda—, aunque son reticentes a apoyar posturas histórico-contemporáneas que analizan facetas negativas de los grupos euro-estadounidenses (blancos).
El postulado más importante de la “Teoría crítica de la raza” no es individualista o convencional. No explica los infortunios económicos de los grupos minoritarios a partir del supuesto hecho de que son ellos “arquitectos de su vida” y son ellos, por consiguiente, responsables de las decisiones magras que han tomado, mismas que no les ha permitido sobresalir en la sociedad.
En este sentido, el análisis de la “Teoría crítica de la raza” hace a un lado esa parte superficial del análisis y se profundiza en la historia y en la estructura actual para encontrar respuestas más fidedignas a los problemas sociales que tenemos, no solamente en Estados Unidos sino también en el mundo.
No es casualidad, por ejemplo, si visitamos a algún lugar del país, encontramos a los mismos grupos étnico-raciales con los mismos problemas económicos y sociales. Si nos encontramos en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Bufalo, o cualquier ciudad metropolitana del país, vamos a observar que los grupos afroamericanos a menudo viven en condiciones de pobreza.
Si nos trasladamos a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú o cualquier país latinoamericano, también vamos encontrar que las poblaciones afrodescendientes viven en condiciones de pobreza. Asimismo, existen países enteros, como Haití, o continentes, como África, que tienen problemas económicos casi endémicos.
¿Qué quiere decir lo anterior? El problema de los grupos marginados, particularmente de los grupos afroamericanos, son consecuencia de condicionantes estructurales.
Es decir, en el caso norteamericano específicamente, las secuelas de los horrendos años de explotación de los grupos afroamericanos no han desaparecido por completo; están impregnados en nuestra estructura social. Y es precisamente la “Teoría crítica de la raza” la que las hace relucir.
Así, esta teoría no “envenena” a la gente, ni culpa al individuo (euro-estadounidense) por los problemas de los afroamericanos, sino que busca en la estructura social una explicación más leal.