El Diario

Messi a la banca, ¿por qué?

Sorprendió la presencia en el banco del rosarino, una situación que no sucedía desde 2016; una historia de ‘corrección política’ y precaucion­es físicas para jugar contra Brasil

- La Nación

Si el estadio ‘Campeón del Siglo’, el coloso de Peñarol, se sentía distinguid­o por recibir al clásico rioplatens­e después de 91 años de tradición en el legendario Centenario, lo que no se imaginaba es que el sector más impensado del escenario sería ocupado por Lionel Messi: el banco de los suplentes. Por lo menos hasta el minuto 75, cuando el rosarino saltó al terreno de juego por Lo Celso. Sorprendió la noticia cuando comenzaba a caer la tarde en ambas márgenes del Plata: si bien el capitán argentino no competía desde el 29 de octubre por sus molestias en la rodilla izquierda y se había ausentado en dos partidos y medio de PSG, las especulaci­ones lo posicionab­an en la titularida­d.

“Ustedes saben lo que pienso”, se había limitado a comentar Lionel Scaloni en la antesala, cuando escuchó la pregunta sobre la inclusión o no de Messi en el equipo titular. Se refería a una sentencia que el entrenador entregó hace un tiempo: si Messi está bien, juega siempre. ¿Acaso Messi no estaba bien, entonces? Scaloni, el jueves, había asegurado que se encontraba “a disposició­n”.

¿Qué ocurrió? Ya en Montevideo, y desafiando los antecedent­es de Messi, en esta oportunida­d pesó la razón antes que el sentimient­o. Con Messi en vías de recuperaci­ón de una lesión traicioner­a, con la sombra quejosa de PSG, con un rival tan urgido en su cosecha de puntos rumbo a Qatar 2022 que propondría un duelo electrizan­te –y quizás áspero–, sería convenient­e graduar la participac­ión. Para concretar la idea, el respaldo del capitán fue determinan­te. Si se oponía, jugaba. Como sucedió otras veces, en la Copa América de hace unos meses, por ejemplo. Podría entenderse como otra muestra de madurez del Messi de 34 años. Sabe que no está pleno.

No pisaba una cancha hace 13 días, y la noche del viernes corrió por una en la que jamás había estado. Aquel día fue sustituido por Pochettino en el entretiemp­o del duelo con Lille. Luego, ya no estuvo contra Leipzig y Bordeaux. Cuando se embarcó para la Argentina, Leonardo, manager de PSG, estalló –sin nombrarlos– contra Messi y Paredes, que se alejaban de París sin haberse repuesto aún de sus lesiones. Paredes ni integró el banco y Messi participó en 15 minutos. Corrección política desde la AFA y el cuerpo técnico. Messi caminó, nunca aceleró. Casi testimonia­l.

¿Messi suplente?

Es casi una rareza en su historia de selección, que anoche llegó a 157 partidos. ¿Cuántas veces había partido entre los relevos? Pocas, muy pocas. Apenas 14. Varias, naturalmen­te en el comienzo de su carrera en la selección: de los 10 encuentros que disputó con José Pekerman, en seis ocasiones salto desde el banco. En una ocasión fue suplente con Alfio Basile, otras tres con Alejandro Sabella y cuatro más con Gerardo Martino. Y en esas últimas siete veces, su exclusión de la titularida­d obedeció a una paulatina reinserció­n en el equipo ya que venía de alguna lesión o molestia física.

¿Messi al banco? Un obligatori­o viaje en el tiempo. Desde el 14 de junio de 2016 que eso no sucedía: Copa América de Estados Unidos, contra Bolivia, en Seattle, cuando después del entretiemp­o sustituyó a Gonzalo Higuaín. Pasaron 1,976 días. Messi se reestablec­ía de un golpe en la espalda y ya se había perdido el estreno en el certamen porque Martino había escalonado su retorno al equipo.

Sólo por curiosidad, ¿a quiénes reemplazó las 14 veces que saltó desde el banco? Aparecen varias ‘perlas’ del archivo: a Lisando López el histórico día del debut en Budapest contra Hungría; después, a César Delgado, ‘Lucho’ González, Maxi Rodríguez, Esteban Cambiasso, el Mono’ Montillo, Lavezzi, Pastore, Nicolás Gaitán, Augusto Fernández, Higuaín, a su amigo Agüero y en dos oportunida­des a Saviola. Ahora, se sumó Lo Celso.

Cuentan que pocas cuestiones fastidian más a Messi que no jugar un partido: ser reemplazad­o en medio de un partido. Alguna vez lo confesó: “No me gusta salir reemplazad­o. Prefiero entrar desde el banco y jugar menos que salir. Lo digo porque muchos partidos se definen al final o encontrás más espacios porque hay varios cansados. Prefiero entrar a disfrutarl­o que salir y perderme lo mejor”.

Sucedió como quería en Montevideo. Ganó Argentina hasta en una noche desteñida y con el capitán disfrazado de embajador.

partidos sin perder como visitante de la ‘Albicelest­e’ en las eliminator­ias, con los que iguala su mejor racha (septiembre del 2000 a noviembre del 2003)

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