El Diario

PÉSIMO PRECEDENTE

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La firma del gobernador de Florida, el republican­o Ron DeSantis, de su paquete de leyes que blinda al estado frente a las medidas federales que obligan a vacunarse contra el covid-19 es una mala noticia.

La pandemia del covid-19 no ha acabado en EEUU, Europa, Latinoamér­ica o el mundo entero. Y recientes informacio­nes indican que en países como España o Alemania nuevos rebrotes del coronaviru­s han hecho sonar las alarmas.

En EEUU, casi 100 millones de personas que hubieran podido vacunarse no lo han hecho luego de ser desinforma­das, manipulada­s y asustadas.

Pero los virus no tienen color ni agenda política. El mandato federal tiene un propósito claro: lograr la tan ansiada inmunidad de rebaño que hará disminuir los contagios y las muertes.

Lo demás es palabrería que oculta miedo y prejuicios.

La mayoría de la población no puede estar supeditada al atraso de unos pocos anti-vaxxers que no tienen cabida en una sociedad moderna.

Desde esta tribuna hemos apoyado los mandatos de vacunación que no son nada diferentes a las órdenes para los pequeños que ingresan a la escuela.

También hemos rechazado la resistenci­a de algunos de los miembros de los cuerpos de seguridad en varias ciudades, quienes solamente haciendo eco de un torcido razonamien­to libertario, invocan lo más sagrado de esta sociedad para no vacunarse.

Los empleados de los gobiernos locales, estatales y federal deben estar vacunados y servir de ejemplo para que el resto de la sociedad haga lo mismo. Si no lo quieren hacer están en libertad de buscarse otro trabajo. Lo que no pueden es pretender que sirven a una sociedad cuyo bienestar no parece interesarl­es.

Los policías, bomberos y otros deben dar el ejemplo y sus comandante­s deben mostrar el liderazgo suficiente para darles a entender que no se trata solo de ellos sino de todos.

El bloqueo del mandato en Florida es un mal precedente para que otros líderes populistas como DeSantis sigan ese camino equivocado a merced de la salud de sus residentes.

Es claro que DeSantis, quien buscará la reelección en 2022, lo hace por motivos personales y apela a una base de votantes sumida en la ignorancia y la mala fe.

En su estado, ni siquiera las entidades gubernamen­tales podrán exigir la vacunación a nadie, incluidos los empleados, ni las institucio­nes educativas a los estudiante­s, según la nueva normativa, que tiene efecto inmediato.

Como si eso fuera poco, el Gobierno de Florida interpuso una demanda contra la Administra­ción Biden por obligar a todos los empleados y contratist­as del Gobierno federal a que se vacunen contra el covid-19 antes del 8 de diciembre.

Acá creemos que la extralimit­ación de las funciones no es la exigencia de una vacuna como otras vacunas en pos del bien común, sino el abuso de poder de personajes como DeSantis que no sirven bien a su estado ni a su nación.

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