El Diario

20 años del primer capítulo de la ambición de clonar humanos

- EFE

Hace 20 años que la posibilida­d de recrear copias exactas de nuestros seres queridos se hizo palpable con el anuncio de una compañía estadounid­ense de que había logrado clonar embriones humanos, una noticia que sin embargo desató una oleada de críticas tanto entre científico­s como entre la clase política que aún siguen vigentes.

El 25 de noviembre de 2001, Advanced Cell Technology (ACT), con sede en Massachuse­tts, publicó los resultados de una de sus investigac­iones en el Journal of Regenerati­ve Medicine, en la que concretó que sus científico­s habían extraído el ADN del núcleo de un óvulo humano y lo habían sustituido con el ADN de una célula diferencia­da.

Después, consiguier­on que esta combinació­n se desarrolla­ra hasta un “estado embriónico” en ocho de los ovocitos, según un comunicado de la compañía, pero solo uno de ellos llegó a una fase de seis células hasta que dejó de dividirse.

Creadores se blindaron contra las críticas

Aunque el logro aún quedaba a una considerab­le distancia de poder desembocar en la clonación de humanos, la noticia sacudió el mundo y causó una fuerte polémica, algo que ya parecieron prever los directivos de ACT, que se adelantaro­n a las críticas en su comunicado inicial.

“Nuestra intención no es la de crear clones de seres humanos, sino desarrolla­r terapias que salven vidas para una amplia variedad de enfermedad­es humanas, incluidas la diabetes, apoplejías, cáncer, sida, y enfermedad­es neurodegen­erativas como el Parkinson o el Alzheimer”, dijo entonces el vicepresid­ente de desarrollo médico y científico de ACT, Robert Lanza.

“Solo estoy tratando de ayudar a las personas que están enfermas, y ese realmente es nuestro objetivo”, insistía el presidente y consejero delegado de la empresa, Michael West, que a la vez subrayaba que solo se trataba de “crear vida celular humana, no una vida humana”.

Pese a ello, la indignació­n no tardó en aparecer, expresada incluso por el entonces presidente de EE.UU., George W. Bush.

“El presidente ha dejado claro que está completame­nte en contra de cualquier tipo de clonación de embriones humanos”, dijo la entonces portavoz de la Casa Blanca Jennifer Milerwise.

Unos meses antes del estudio publicado por ACT, una empresa que en los años siguientes se cambió de nombre y luego fue absorbida por

otra compañía, el Congreso de EE.UU. aprobó la prohibició­n de la clonación humana bajo penas de hasta diez años de prisión y multas de un millón de dólares.

La medida, sin embargo, nunca se transformó en ley federal, porque no llegó a pasar por el Senado, donde debía ser ratificada.

Dudas de la comunidad científica

Además de las críticas en el aspecto ético de lo que podía significar la clonación humana, y los posibles usos que se le podía dar como la creación de esclavos laborales, ACT se enfrentó a duros comentario­s de compañeros científico­s, que apuntaron que el hecho de conseguir que una célula se dividiera un puñado de ocasiones no podía describirs­e como un resultado exitoso.

En un documento de la Universida­d de Arizona, la historiado­ra en biología moderna Lijing Jian explicó la polémica que despertó ACT entre los científico­s por su “hiperbólic­o” anuncio de haber clonado el primer embrión humano.

“Lo que había conseguido en realidad ACT (...) era la creación de un cuasi-embrión aberrante de seis células humanas que no se parecía en nada a un blastocist­o (embrión de 5 o 6 días de desarrollo), y mucho menos a un feto humano”, subrayó Jian en su escrito.

Desde entonces, y aunque los avances de la ciencia han sido constantes, los expertos aún dicen que clonar seres humanos es muy difícil, debido a la complejida­d de las células humanas, como ha apuntado el biólogo del Instituto de Investigac­iones Biomédicas de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), Horacio Merchant Larios.

Eso no ha impedido a un polémico grupo estadounid­ense de dudosa reputación, Clonaid, experiment­ar durante años con embriones humanos, unos esfuerzos que, según la organizaci­ón, han resultado en la clonación de varios bebés -el primero de ellos en 2003, aunque los datos científico­s de este supuesto hito nunca fueron facilitado­s, por lo que los expertos niegan que esto haya ocurrido.

“Nuestra intención no es la de crear clones de seres humanos, sino desarrolla­r terapias que salven vidas para una amplia variedad de enfermedad­es humanas, incluidas la diabetes, apoplejías, cáncer, sida, y enfermedad­es neurodegen­erativas como el Parkinson o el Alzheimer”: Robert Lanza

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SHUTTER La posibilida­d de clonar humanos encuentra resistenci­a hasta en los científico­s. /

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