Estudiantes de NY desamparados siguen relegados
La tranquilidad y estabilidad de un hogar es uno de los elementos fundamentales en el desarrollo de cualquier niño en edad escolar, pero en la ciudad de Nueva York más de 100,000 estudiantes no tienen una casa fija, debiendo estar en lugares temporales o refugios públicos, lo que afecta considerablemente sus procesos de aprendizaje y crecimiento.
Así lo reveló un informe publicado recientemente por la organización ‘Advocates for Children’, que recopiló datos del Departamento de Educación Estatal del año pasado, que evidenció además con suma preocupación que en los últimos años no ha habido mejoras considerables para garantizar que más niños en edad escolar tengan hogares estables y apartamentos propios donde convivan con sus familias. El impacto: quedar relegados en sus progresos académicos, sociales y de formación.
Eso lo vive en carne propia Daniel R, adolescente de 14 años y quien reside junto a su madre en un albergue de Brooklyn, y quien en medio de la pandemia del COVID-19 sintió que la brecha entre él y sus compañeros con hogares propios se agrandó y las diferencias se hicieron más evidentes.
“Yo siempre he sido un niño muy estudioso, pero con las clases virtuales tuve muchos problemas, no solo porque al principio las ‘tablets’ que nos dieron no funcionaban bien, sino porque tardaron mucho en entregarme una, y luego el problema más grande es que en el albergue no hay internet bueno, entonces todo el tiempo me desconectaba y los maestros pensaban que era que yo me estaba volviendo flojo”, comentó el mexicano.
“Una tía me prestó un celular viejo y me compraba datos para que pudiera conectarme bien a las clases, pero cuando se terminaban, volvía a quedar sin conectarme y me fue muy mal en matemáticas, principalmente, lo que al final me desanimó y ya no quería ni siquiera estudiar. Lo peor ha sido ahora, que de regreso a la escuela me siento atrasado con respecto a otros niños y me frustro”, comenta el estudiante de escuela intermedia.
Felisa Hernández, madre del pequeño, respaldó las declaraciones de su niño y dijo que además del trauma que no tener un hogar propio ocasiona en las familias, principalmente en los niños, la falta de acceso a materiales y recursos básicos dentro del proceso de aprendizaje, se convierte en otra carga que limita a los estudiantes desamparados.
“Como decían en mi pueblo, al pobre siempre le va peor en todo, no porque sea