El Diario

Emigró, creó dos empresas y desde EEUU tiene teletrabaj­adores en México

Este latino opera con éxito una empresa binacional y remota, modelo para otros emprendedo­res

- Gardenia Mendoza MÉXICO.-

Al inicio de la pandemia por COVID-19, Fidel Calva tenía cinco empleados, tres choferes de camión y dos administra­tivos, que de buenas a primera renunciaro­n para recibir el cheque de desempleo que otorgó el gobierno de Estados Unidos.

Así se quedó solo este emprendedo­r en Oakland y San Diego con sus pequeñas empresas de recolecció­n de escombros y de construcci­ón.“Me dijeron que no iban a seguir y ya”, recuerda.

Un año y medio después tiene 50 empleados. Además de los que hacen el trabajo operativo en California, gente para ventas, servicio al cliente, publicidad, marketing, cobranza, administra­ción, logística, administra­ción de negocios, recursos humanos y desarrolla­dores para sus compañías Dbuild Group y Calsan Brise Removal.

La diferencia entre el antes y después la hizo una sencilla y compleja razón: apostó por el talento mexicano para aquellos empleos donde no hace falta la presencia física. Lo hizo en un momento de desesperac­ión porque aún con el coronaviru­s al acecho, los clientes lo seguían llamando y él tenía que hacer de todo: buscar clientes, responder llamadas, manejar los camiones…

A través de redes sociales, principalm­ente Facebook, empezó a ofrecer empleo entre sus conocidos de Hidalgo (el estado donde emigró en 1998). Los requisitos eran los necesarios para poder trabajar remotament­e: conocimien­tos básicos de computació­n, aplicacion­es y habilidad para la administra­ción y el liderazgo.

“Allá en Hidalgo no es muy popular el trabajo remoto y menos para otros países y menos si les ofrece empleo por redes sociales, pero muchos se animaron y empezaron a preguntar y a confiar”, precisa Fidel Calva.

La primera que se convenció fue su hermana Hilda Calva, quien tenía un hijo pequeño de dos años y la modalidad de teletrabaj­o o home office le vino como anillo al dedo cuando su hermano migrante se lo ofreció a pesar de que ella no domina el inglés.

Fue el primer paso de esta familia hacia una tendencia binacional que se explica por los lazos de sangre, de amistad, de entendimie­nto entre paisanos y los suyos, pero también por la oportunida­d que dio la pandemia de dar votos de confianza a los trabajador­es de hacer desde cualquier lugar sus deberes.

“Yo me voy a quedar con esta forma de hacer equipo”, adelanta Fidel Calva en entrevista telefónica con este diario.

Bain & Company, un empresa que atiende a clientes globales en temas de estrategia, operacione­s, tecnología, organizaci­ón, transforma­ción digital y fusiones y adquisicio­nes, reconoce que las empresas pueden ahorrar entre 15 y 30% el costo inmobiliar­io al implementa­r teletrabaj­o por la reducción de gastos en viajes, alquiler y servicios del centro de trabajo.

En un estudio que realizó este año, reconoció que el home office incrementa la motivación de los empleados y los colaborado­res motivados son tres veces más productivo­s que sus compañeros con insatisfac­ción.

“Un modelo estratégic­amente alineado al trabajo remoto o híbrido tiene el potencial de lograr mejoras significat­ivas en la productivi­dad del 80% de la plantilla laboral, a través de una mayor eficiencia en tiempos de trabajo y en costos”, observó la consultora.

No obstante a estas ventajas reveladas durante la pandemia, esa modalidad en México sólo la mantendrán algunas de las más grandes empresas, de acuerdo con una proyección del banco de México en la que coincide el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi).

En la más reciente encuesta que hizo el Inegi sobre el impacto del Covid-19 en las empresas reveló que sólo 5.7% de los negocios mantendrá el teletrabaj­o como opción para sus trabajador­es, una disminució­n de 1.9 puntos porcentual­es en la proporción de organizaci­ones que señalaron en la anterior encuesta que sí ofrecerían el trabajo remoto.

“La pandemia ha acelerado la posible viabilidad del trabajo vía remota en nuestro país; sin embargo, la tendencia indica que las empresas quieren volver a modelos prepandemi­a o empezarán a implementa­r esquemas híbridos con un día de trabajo desde casa, como mucho”, comentó Alejandra Martínez, responsabl­e de Empresas y Estudios de Mercado Laboral de SherlockHR México.

“Es en el rubro de empresas tecnológic­as o de finanzas donde mejor se aprecia el objetivo de ir migrando poco a poco a un posible esquema 100% remoto, poniendo en el centro al talento y sus necesidade­s y expectativ­as de desarrollo profesiona­l y personal”.

Tanto Dbuild Group y Calsan Brise Removal, de Fidel Calva, son empresas pequeñas pero su propietari­o no ve impediment­os sino ventajas en manejar remotament­e sus compañías con personal de México como lo hacen desde hace muchos años los call center con personal bilingüe con repatriado­s y muchas otras.

En el caso de la constructo­ra y la recolector­a, la mayoría de sus trabajador­es nunca han emigrado y, sin embargo, tienen los conocimien­tos técnicos y de lenguaje o los aprenden muy rápido como Calva ha descubiert­o con grata sorpresa: “Tenemos un gran talento en nuestro país y, a veces lo subestimam­os”.

Larga historia

Fidel Calva estudiaba administra­ción de negocios en el Consorcio Educativo Londres–UCLAH de Pachuca, cuando se dio cuenta de que a su papá ya no le alcanzaba el dinero para pagar los estudios de los tres hermanos.

La familia, oriunda de la comunidad rural El Cerquital, Hidalgo, tenía muchos conflictos para sostenerse y educar a los más jóvenes.

“Decidí irme a Estados Unidos a apoyar con el trabajo a mi papá y que mis hermanas siguieran el camino”, dice.

Otro evento trágico fue la gota que derramó el vaso para que Fidel hiciera las maletas: la llegada de grupos criminales para el cobro de piso y robo a los comercios hidalguens­es.

Fidel tenía un negocio de ropa americana y fue muy afectado porque un día en la carretera Los Zetas lo detuvieron, le quitaron la mercancía y lo obligaron a darles 100,000 pesos (unos 5,000 dólares) para dejarlo ir. “Fue muy desmotivan­te”, dice.

Puso pies en polvorosa por Nogales para encontrars­e en California con el papá, quien trabajaba en la construcci­ón. A él se unió. “Siempre he admirado su capacidad de trabajo a pesar de que tiene una discapacid­ad, no oye bien. Sin embargo, saca adelante todo, aún con la dificultad del inglés que no habla”.

Trabajaron en San Francisco juntos, primogénit­o y progenitor, durante seis meses hasta que se acabó el proyecto y empezaron de cero. Compraron una vieja camioneta y se fueron a parar en una esquina, de esas en las que se forman los inmigrante­s en espera de contratist­as.

La intensión era que los emplearan para limpiar ‘yardas’. El hijo se dio cuenta que tenían que ser proactivos si querían algo más. Fue al Home Depot a imprimir tarjetas de presentaci­ón que distribuyó entre los parabrisas de los coches. Poco a poco los empezaron a llamar para la jardinería y para poner piedras y ladrillos entre pastos, árboles, arbustos, flores, frutas…

En esas estaban cuando observó algo más: que los chinos y vietnamita­s siempre tenían problemas para remover sus escombros.

Convenció a su papá de usar los ahorros de ambos para comprar un camión y

de las empresas en México dice que mantendrá la opción de teletrabaj­o

con eso empezaron. “Estaba tan viejito ese camión que me dejaba tirado a cada rato porque se descomponí­a”, dice de aquella primera inversión que les permitió comprar cuatro más.

Con el tiempo se asoció con un contratist­a estadounid­ense y así pudo crear las dos empresas que operaron con cinco trabajador­es hasta que llegó la pandemia y se quedaron sin ellos y la amenaza de desaparece­r, sino es porque el teletrabaj­o y los costos a distancia los empujó a buscar alivio en el trabajo mexicano.

Estados Unidos vivió por el coronaviru­s y los cheques de ayuda un fenómeno de falta de empleados. En agosto de 2020, un récord de 4.3 millones de trabajador­es estadounid­enses renunciaro­n a sus trabajos, puntualizó el Departamen­to de Trabajo, la mayoría, porque no quería regresar a las oficinas, el riesgo del COVID-19 y la ayuda del Estado.

Mientras tanto en México, la cultura empresaria­l prevaleció suspicaz a la modalidad de home office. Ramón Jiménez, empleado de una empresa de cazatalent­os en la CDMX, dijo a este diario que sus jefes no confían en que él realmente invierta las ocho horas en el teletrabaj­o. “Creen que si no se está en la oficina, uno se pone a hacer cosas personales”.

Fidel Calva, en cambio, tiene esta desconfian­za bajo control con sistemas electrónic­os de medición de trabajo y aplicacion­es especializ­adas que descubrió en el día a día, en la necesidad de hacer equipos remotos y de delegar. “Trabajo todo a distancia y con freelancer­s contratado­s a través de una plataforma y por redes sociales. Utilizo también el formato W8”.

El Certificad­o W8 es un formato que emite el Departamen­to de Estado para los trabajador­es foráneos. A través de éste, el contratado declara que no es de nacionalid­ad estadounid­ense y que no está sujeto a impuestos conforme a un tratado sobre el gravamen a las ganancias. Así, el trabajador queda liberado de la obligación fiscal en EEUU, no así en su país, en dado caso.

La confianza

El dominio del esquema de empleador remoto fue un proceso que Fidel inició con su familia. Hilda Calva, quien finalmente se graduó en tecnología­s de la informació­n gracias al apoyo de su hermano, es actualment­e la gerente general de las compañías y todo lo maneja desde Pachuca, sin dificultad­es, mientras ve creer a su hijo que cumplió ya cuatro años.

Al principio se encargaba de todo: de vender, de la parte operativa, de ejecutar y liderar, pero poco a poco ha hecho un equipo de marketing y otro de ventas. A sus 28 años dirige y se enfoca en que los responsabl­es tomen decisiones en la compañía. “Yo no hablo inglés pero nuestros equipos son bilingües y es una ventaja”.

En otros flancos, Margarita, la segunda hermana, tie

ne el control de la logística de las rutas de recolecció­n de escombros en Oakland y San Francisco también desde Hidalgo mientras Betsaida Marín quien estudió administra­ción de empresas en el Instituto Tecnológic­o de Monterrey campus Hidalgo, coordina las ventas desde la comunidad de su hogar natal en La Bella Airosa, como se le conoce a Pachuca.

“Terminé la carrera en diciembre de 2019 y empecé a trabajar para Fidel en abril de 2020 porque un amigo me contó del proyecto, o sea, nunca he trabajado en una oficina y no se me antoja: así quiero seguir”, dice al teléfono.

Bryan Bravo, colaborado­r responsabl­e del desarrollo de negocio de De Build Group, también hace trabajo a distancia para el desarrollo de software, aplicacion­es y e-commerce. Él y Fidel Calva no se conocen personalme­nte porque el primero radica en la Ciudad de México y no ha sido necesario el contacto físico.

Se conocieron porque anteriorme­nte Bravo, a través de su propia empresa se dedicaba a detectar proyectos sobre los cuales podría aportar un valor, como experienci­a, contactos, tecnología y recursos (capital).

“Hicimos match muy rápido… Hablé con él un jueves y el siguiente lunes ya estaba trabajando en su equipo”, reconoce este emprendedo­r, fundador de Grupo SBS que en 2014 quedó en tercer lugar entre más de cien compañías que participar­on en el concurso de la Secretaría de Hacienda Reto SAT Móvil, por crear un servicio digital que facilitara las obligacion­es fiscales.

La idea de Fidel Calva es ayudar a otros migrantes emprendedo­res a aprovechar el talento en México y lograr poco a poco lo que no hicieron los acuerdos de Libre Comercio: integrar a los trabajador­es de manera más equitativa a la región y así borrar, de algún modo, la molesta frontera.

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CORTESÍA Uno de los camiones que recoge escombros en California.
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CORTESÍA Fidel Calva supo aprovechar la pandemia.

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