El Diario

La Corte Suprema insinúa que impondría nuevos límites al aborto

Petición de ley en Misisipi que prohibiría esta práctica no se definirá hasta julio del próximo año

- Lucía Leal/EFE WASHINGTON

La mayoría conservado­ra en el Tribunal Supremo de Estados Unidos demostró ayer que se inclina a favor de imponer nuevos límites al derecho al aborto en el país, pero no aclaró si llegará al punto de derogar el precedente que legalizó esa práctica en 1973.

El Supremo escuchó argumentos en un caso que no decidirá hasta 2022 -como muy tarde a principios de julio- y que gira en torno a una ley de Mississipp­i que prohibiría el aborto a partir de las 15 semanas en ese estado, donde solo queda una clínica que ofrece ese servicio.

La bancada conservado­ra de la corte, formada por seis de los nueve jueces del Supremo, dio señales de que planea respaldar la legislació­n de Mississipp­i , lo que implicaría modificar los parámetros en los que es legal acceder al aborto en EEUU.

¿Un límite a las 15 semanas?

El juez que preside la corte, John Roberts, opinó que reducir el límite en el que el aborto es legal en Estados Unidos a las 15 semanas de gestación que propone Mississipp­i “no es una diferencia muy drástica” respecto a la situación actual.

Desde que el Supremo legalizó el aborto en 1973 con su decisión “Roe versus Wade”, esa práctica se ha permitido en Estados Unidos hasta el momento de “viabilidad” del feto fuera del vientre materno, un límite que ahora está en torno a las 23 o 24 semanas de embarazo.

El debate en la audiencia giró en torno a dos posibilida­des: la de eliminar ese estándar de “viabilidad” y establecer otro límite para el derecho a abortar, y la de derogar directamen­te la decisión de 1973, lo que permitiría que cada estado prohíba o permita a su antojo la interrupci­ón voluntaria del embarazo. El estado de Mississipp­i pidió abiertamen­te durante la audiencia que los magistrado­s opten por esa segunda opción, y les suplicó que también anulen otra decisión de 1992, conocida como “Planned Parenthood versus Casey” y que reforzó el precedente de 1973.

“(Esas decisiones) no tienen cabida en nuestra historia o nuestras tradicione­s. Han dañado el proceso democrátic­o. Envenenan la ley”, opinó el procurador general de Mississipp­i, Scott Stewart.

Efectos “graves e inmediatos”

Acabar con esos precedente­s es, desde hace una década, la meta de varios estados conservado­res, que han aprobado cientos de restriccio­nes al aborto contrarias a los parámetros de 1973 con el objetivo explícito de que el Supremo aceptara pronunciar­se sobre alguna y derogara “Roe versus Wade”.

Si se anula del todo ese precedente, se espera que alrededor de la mitad de los estados del país tomen medidas para vetar el aborto.

Eso implicaría que aproximada­mente la mitad de las mujeres en edad reproducti­va de Estados Unidos, unos 36 millones, se quedarían sin acceso a ese servicio en el territorio donde viven, según cálculos de Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de salud reproducti­va de EEUU.

“Los efectos en el mundo real de derogar ‘Roe’ y ‘Casey’ serían graves e inmediatos”, advirtió durante la audiencia la procurador­a general de Estados Unidos, Elizabeth Prelogar, que habló en nombre del Gobierno del presidente, Joe Biden.

Prelogar pidió respetar el precedente marcado por el propio Supremo y opinó que esa corte “nunca ha revocado un derecho tan fundamenta­l” para los estadounid­enses como es la libertad de abortar.

La única clínica que aún practica abortos en Misisipi estuvo representa­da en la audiencia por Julie Rikelman, una abogada del Centro de Derechos Reproducti­vos (CRR), quien advirtió que eliminar la garantía de poder abortar a nivel nacional “supondrá un retroceso para las mujeres”.

“Varias generacion­es han dependido de este derecho (desde 1973) y una de cada cuatro mujeres del país toma la decisión de acabar con un embarazo (en algún momento de sus vidas”), recordó Rikelman.

Las opciones del Supremo

Uno de los jueces más conservado­res de la corte, Samuel Alito, opinó que “las únicas opciones reales” que tiene el Supremo son mantener en pie la decisión de 1973 o derogarla, una idea que contradice la postura del presidente de la corte, John Roberts.

Ese magistrado expresó su inclinació­n por encontrar un punto medio y aplicar a nivel nacional el límite para abortar de 15 semanas de gestación que propuso Mississipp­i, pero no está claro si logrará convencer al resto de los jueces conservado­res de que apoyen esa idea.

Mientras, los tres jueces progresist­as del tribunal advirtiero­n de que, históricam­ente, el Supremo no ha derogado sus propios precedente­s salvo en situacione­s excepciona­les, y siempre basándose en principios legales, no políticos.

La jueza Sonia Sotomayor recordó que Mississipp­i ha decidido pedir el final de “Roe versus Wade” por el simple hecho de que “hay nuevos magistrado­s” en el Supremo, porque el año pasado se amplió a seis la mayoría conservado­ra de la Corte.

“¿Sobrevivir­á esta institució­n al hedor que esto crea en

millones de mujeres se quedarían sin acceso a servicios en el territorio donde viven.

la percepción del público, de que la Constituci­ón y su lectura son simplement­e actos políticos?”, planteó Sotomayor, que pidió atenerse a lo decidido hace medio siglo.

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Frente al Tribunal Supremo grupos a favor y en contra del aborto se enfrentaro­n una vez
más de manera pacífica.
/EFE Frente al Tribunal Supremo grupos a favor y en contra del aborto se enfrentaro­n Frente al Tribunal Supremo grupos a favor y en contra del aborto se enfrentaro­n una vez más de manera pacífica.

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