Protestas a favor y en contra
El choque entre los dos Estados Unidos, el que defiende el aborto y el que lo demoniza, se pudo palpar ayer en las protestas fuera del Tribunal Supremo, donde se ha celebrado una audiencia para estudiar la legalidad de una ley de Mississippi que restringe la interrupción del embarazo. Frente a la icónica escalinata del Tribunal Supremo hay dos protestas: una con fotos de bebés despedazados y ensangrentados, que retumba con cánticos por “el derecho a la vida”, y otra un poco más pequeña, en la que las pancartas reclaman que el aborto es parte del derecho a la salud de la mujer. En medio había dos filas de vallas metálicas y, apoyada levemente en una de ellas está Shannon Brewer, la directora de la clínica de Mississippi que se halla en el centro del caso ante el Supremo. “Hoy estoy tranquila. Los días anteriores fueron más duros porque estábamos a la expectativa de lo que pudiera pasar”, cuenta Brewer. “Hoy es un gran día, Jesús está con nosotros”, dijo sonriente Sophia, de Virginia Occidental. La joven, de 18 años, se levantó ayer a las dos de la mañana y condujo cuatro horas con otras dos amigas de su misma edad para protestar frente al Tribunal Supremo. Las tres son cristianas, creen que la vida empieza en la concepción y se oponen completamente al aborto, ni siquiera aceptan excepciones por incesto o violación. “Por supuesto que la violación es algo terrible, pero el bebé no debe pagar por los crímenes del violador. Ese bebé es inocente y no debe ser asesinado”, intenta argumentar Sophia.