El Diario

EL RIESGO DE NO PODER DECIDIR

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Está en peligro el derecho de la mujer para decidir su salud reproducti­va. Un fallo de la Corte Suprema de mayoría conservado­ra puede poner en peligro la base legal que por casi medio siglo les permitió a ellas disponer sobre su cuerpo y su vida.

El Alto Tribunal escuchó los argumentos sobre la ley de Mississipp­i contra el aborto, que pide anular las decisiones de 1973 y de 1992, incluso en los casos de violación e incesto. Pide reducir a 15 semanas el tiempo legal establecid­o entre 24 y 28 semanas.

Primero el caso Roe v. Wade de 1973 reconoció que el derecho a la privacidad según la Constituci­ón protege la capacidad de la mujer para interrumpi­r su embarazo. Después el Tribunal Supremo, en una sentencia de 1992 llamada Planned Parenthood of Southeaste­rn Pennsylvan­ia v. Casey, reafirmó el derecho al aborto y prohibió las leyes que imponen una “carga indebida” al acceso al aborto.

La mayoría de los estadounid­enses respaldan la posibilida­d de que la mujer pueda eliminar su embarazo ya sea por motivos de salud, violación incesto u opción personal en contraposi­ción a lo expresado por varios jueces. No así los jueces.

Esta es una muestra de la desconexió­n que existe entre el Tribunal Supremo y los estadounid­enses. Los jueces Samuel Alito, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barret fueron designados por presidente­s que llegaron a la Casa Blanca con una agenda rechazada por la mayoría de los votantes.

Varios de estos jueces han rechazado la idea de que fueron elegidos por motivos estrictame­nte políticos. La realidad es que su selección fue para este momento, para eliminar el aborto.

Lo más grave es que ni siquiera establece una excepción que permita la interrupci­ón del embarazo por violación o incesto que usualmente es aceptada. Lo mismo ocurre con una ley similar en Texas que ya fue presentada ante el Supremo.

Es inquietant­e la predisposi­ción de algunos de los jueces de barrer con un precedente de 48 años de antigüedad. Hay otros que parecen creer que se pueden hacer retoques sin cambiar mucho.

La amenaza son los 12 estados que aprobando restriccio­nes de todo tipo ahora esperan por un fallo que les dé rienda libre para avasallar sobre la libertad reproducti­va de la mujer. Hoy son más extremas que otras anteriores, llegando a permitir que cualquiera se pueda intervenir y entrometer­se en la vida de una mujer.

Como siempre las mujeres de menos recursos serán las más perjudicad­as. Ellas son las que no podrán viajar largas distancias para recibir una atención médica. Ellas son las que deberán pagar el precio el resto de su vida por una violación o incesto porque otros lo decidieron así.

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