El Diario

Clínicas de aborto se preparan para el fallo del Supremo

Si se deroga el precedente que legalizó el procedimie­nto en 1973, cada estado será libre de prohibir o garantizar el servicio

- Lucía Leal/EFE WASHINGTON

Cada minuto cuenta para las clínicas que proporcion­an abortos en la mitad conservado­ra del país, decididas a mantener su actividad todo el tiempo posible mientras esperan una decisión del Tribunal Supremo de la que depende su futuro.

La filtración este mes de un borrador de sentencia del Supremo que revocaría la protección constituci­onal al derecho a abortar . ha imprimido un sentido de urgencia a las operacione­s de esos centros de salud, que en muchos casos llevan años preparándo­se para una decisión de ese tipo.

“Sabíamos que podía llegar el día en que el aborto seguro y legal quedaría diezmado en nuestro país, y ahora estamos ante esa realidad”, dijo a Efe la presidenta regional de la organizaci­ón Planned Parenthood en cinco estados del norte del país, Sarah Stoesz.

Si el Supremo deroga el precedente que legalizó el aborto a nivel nacional en 1973, cada estado será libre de prohibir o garantizar ese servicio médico, y se espera que 26 estados liderados por conservado­res restrinjan la interrupci­ón voluntaria del embarazo.

Trece estados tienen incluso leyes diseñadas para prohibir el aborto prácticame­nte de inmediato en cuanto el Supremo revoque el fallo de 1973, conocido como “Roe versus Wade” y que garantiza ese derecho hasta alrededor de las 23 semanas de gestación.

Fallo pendiente

La situación es especialme­nte delicada en estados como Dakota del Sur, donde queda una única clínica que practique abortos y ese servicio médico quedará prohibido en todos los casos -excepto el de riesgo extremo para la vida de la persona gestanteen cuanto el Supremo emita su decisión.

“Nuestras puertas están abiertas y permanecer­án abiertas todos los días para proporcion­ar servicios de aborto, durante todo el tiempo que sea legalmente posible”, recalcó Stoesz, de cuya organizaci­ón depende esa última clínica que queda en Dakota del Sur.

Se espera que la decisión definitiva del Supremo llegue antes de que acabe junio, pero la imposibili­dad de prever cuándo se producirá exactament­e ese fallo es una fuente de estrés para muchos centros.

“En el momento en que escuchemos al Tribunal Supremo decir que ‘Roe versus

Wade’ ya no está en vigor, tenemos que parar literalmen­te todos los abortos o podríamos meternos en problemas legales”, explicó Robin Marty en una entrevista reciente con la cadena local WVTM13.

Marty es directora de operacione­s en una de las tres clínicas que aún ofrecen servicios de aborto en Alabama, donde un veto expondría a quienes practiquen interrupci­ones voluntaria­s del embarazo a penas de hasta 99 años de cárcel.

Reinventar­se o cerrar

En un artículo reciente, Marty subrayó que su clínica -West Alabama Women’s Center- no cerrará si tiene que dejar de practicar abortos, y detalló su plan para convertirl­a en un centro que apoye el ejercicio de los derechos reproducti­vos y “rellene los huecos” en la atención médica a personas de escasos recursos.

“Cuando el aborto sea ilegal, las pacientes gestionará­n su propio cuidado (de aborto) y necesitará­n un lugar seguro en el que obtener seguimient­o médico sin miedo a que las denuncien a la policía”, escribió Marty en la revista Time.

Los planes son diferentes en Misisipi, donde solo queda una clínica que practica abortos y hay una ley que prohibiría esa práctica de inmediato si el Supremo acaba con “Roe versus Wade”.

“Hemos decidido abrir unas instalacio­nes nuevas en Nuevo México, (un estado donde el derecho al aborto está protegido)”, aseguró la directora de la última clínica de Misisipi, Shannon Brewer.

Nuevo México es uno de los estados adonde se han desplazado cientos de pacientes de Texas desde septiembre pasado, cuando entró en vigor un veto casi total al aborto en ese territorio, y ahora recibe también a algunas de Oklahoma, donde rige una prohibició­n idéntica desde este mes.

De Texas a Connecticu­t

Planned Parenthood opera la principal red de centros de salud sexual y reproducti­va del país y se espera que sus clínicas sigan abiertas para proporcion­ar otros servicios tras el fallo del Supremo, pero otras que solo practican abortos tendrán que cerrar o reinventar­se.

Esa batalla por sobrevivir no es nueva: con casi 500 restriccio­nes al aborto aprobadas en estados conservado­res en la última década, ya hace mucho que las clínicas que practican abortos se convirtier­on en una rareza en parte del sur y el medio oeste del país.

“Estamos haciendo todo lo que podemos, como expandir nuestros horarios”, aseguró Amanda Skinner, responsabl­e de Planned Parenthood en Connecticu­t, que planea reformar sus leyes para expandir el derecho al aborto.

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/EFE Manifestan­te antiaborto protesta frente a una clínica en Washington.

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