El trabajo híbrido ya es la norma en NY
diez empresas encuestadas tiene previsto exigir presencia diaria en sus oficinas una vez que se supere la crisis sanitaria, mientras que un porcentaje parecido lo dejará en manos de cada departamento.
Las consecuencias
Esta realidad aterroriza a las autoridades de Nueva York, que llevan meses advirtiendo del efecto devastador que puede tener para la ciudad.
“No se puede estar en pijama todo el día”, decía el pasado marzo el alcalde Eric Adams en uno de sus numerosos actos con la comunidad empresarial, en los que ha promovido incansablemente la vuelta a la oficina.
Además del daño para los miles de negocios que dependen de la actividad que generan las oficinas, los representantes locales y estatales temen una ruina fiscal para Nueva York ante la posibili
dad de que los muchos empleados que residen en estados vecinos dejen de pagar impuestos si no trabajan físicamente en la ciudad y de que el teletrabajo hunda el valor de los edificios comerciales, que dan mucho dinero en forma de impuestos a la propiedad.
Desde el inicio de la pandemia, muchos expertos han expresado su temor a que el teletrabajo aleje a las empresas de las ciudades, pero por ahora es algo que no se ha materializado en la Gran Manzana, gracias en parte a la generalización de este modelo híbrido que requiere seguir teniendo alguna presencia física.
De hecho, casi un 40% de los negocios encuestados en Nueva York espera aumentar su plantilla en la ciudad en los próximos cinco años y el porcentaje de empleadores que planea añadir metros cuadrados a sus oficinas es prácticamente igual al que piensa reducirlo.
«Va a ser difícil que las empresas argumenten que la única manera de hacer las cosas en el mundo pospandémico es 100% en la oficina, porque llevamos prácticamente dos años demostrando que se puede hacer mucho fuera».
José María Barrero, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)