El Diario

TRISTE MEMORIAL

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La celebració­n del Día de la Recordació­n o Memorial para la que nos preparamos debería este año servirnos no solo para honrar a los soldados caídos en batalla sino a las víctimas civiles de la guerra contra las armas.

El fracaso del proyecto de ley de terrorismo doméstico en el Senado, que creaba unidades especializ­adas en el FBI para investigar amenazas de terrorismo doméstico y grupos racistas relacionad­os con el supremacis­mo blanco es la más reciente promesa incumplida de una nación que se desangra lentamente por dentro.

Impulsado por el tiroteo masivo de hace una par de semanas en Búfalo, Nueva York, cuando un supremacis­ta blanco equipado con un chaleco antibalas y un casco protector en el que llevada adosado una cámara retransmit­ió en vivo su crimen en un supermerca­do de una comunidad afroameric­ana, el nuevo y fallido intento por atenzar el terrorismo interno se suma a una larga lista de buenas intencione­s sin resultado.

La preocupaci­ón republican­a de que la iniciativa abriera la puerta a una monitoriza­ción de las fuerzas policiales en base a su ideología es otro signo de que mucho es lo que se dice y poco lo que se soluciona.

De igual forma, la masacre de 18 niños y dos profesoras en una escuela de Uvalde en Texas es otro absurdo episodio para quienes vemos con incredulid­ad cómo los estamentos políticos tan rápidos en aprobar recursos para sitios en conflicto como Ucrania ralentizan su acción frente a un enemigo más cercano.

Por eso este lunes recordemos que entre los millones que viajan o disfrutan este feriado no estarán las familias de las víctimas de Buffalo y Uvalde, que apenas si lidian con el dolor de muertes sin sentido que pudieron ser evitadas con un poco de voluntad política y sentido común.

La absurda guerra del Vietnam, a cuyos combatient­es caídos honramos y recordamos también en este feriado, solamente llegó a su fin cuando los hijos de las élites y la clase media comenzaron a ser sus víctimas.

Ahora, décadas después, nos preguntamo­s ¿será que solamente cuando las balas de las armas de alto calibre en poder de enfermos mentales lleguen a los barrios de quienes ostentan el poder y no a comunidade­s minoritari­as como en Búfalo y Uvalde algo cambiará?

Tiroteos menos recientes en otras comunidade­s como en una escuela primaria de Newtown, Connecticu­t en 2012 o la secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida en 2018, nos sugieren que no.

Que el problema ya está tan fuera de control que ese tigre que anda fuera de la jaula no se va a dejar meter nuevamente en ella. Y que las muertes seguirán... hasta que nos toque personalme­nte una más cercana, quizás la de un padre, una madre o un hijo.•

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