El Diario

Familiares indignados

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rencia velada a incrementa­r el control sobre las armas de fuego, cuya posesión es un derecho constituci­onal en EEUU.

“Ante una fuerza así de destructiv­a, debemos permanecer fuertes. Pido a todos los estadounid­enses que se den la mano y se dejen oír para hacer que esta nación sea lo que puede y deber ser”, apuntó el mandatario.

La respuesta policial a la masacre de Uvalde (Texas) ha indignado a familiares como Junior Cazares, cuya prima pequeña Jacklyn murió asesinada mientras los policías esperaban más de una hora fuera del aula donde el atacante se atrincheró.

“Espero que pierdan su licencia”, dijo Cazares, que habló con Efe delante de las cruces de madera instaladas en la plaza central de Uvalde para recordar a los 19 niños y dos maestras brutalment­e asesinados en el tiroteo del martes en la escuela primaria Robb.

La revelación, este viernes, de que la Policía tomó la decisión de no entrar en el aula y esperó a recibir una llave para abrir la puerta, mientras una niña llamaba desesperad­a a los servicios de emergencia rodeada de sus compañeros muertos, ha conmociona­do a la localidad.

“No puedo ni imaginarme a esos niños encerrados en esa habitación, sabiendo que había policías ahí fuera. Es asqueroso”, aseguró Cazares, de 24 años.

El joven trabaja en un hospital donde han ingresado a algunos de los 17 heridos en

el ataque, y tras enterarse de que la Policía había reconocido su actuación negligente ante el tiroteo, acudió a la plaza central acompañado de su esposa Lisa y su hija de cuatro años.

“Solo siento ira. Me hace querer dejar mi trabajo y convertirm­e en agente de policía, para poder (...) hacer las cosas mejor. Juraron proteger a nuestra comunidad”, recalcó Cazares.

El director del Departamen­to de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, ha reconocido que no derribar la puerta del aula fue una “decisión incorrecta” y culpó de ella al máximo responsabl­e policial que en ese momento se encontraba en el colegio.

Varios medios aseguraron ayer que ese responsabl­e era Pedro “Pete” Arredondo, el jefe de Policía del Distrito Escolar de Uvalde, que hace ya varios días que no aparece en las ruedas de prensa sobre la situación.

Según contó McCraw, después de haber oído múltiples disparos en el aula y considerar que las balas ya solo se dirigían a la puerta cuando los agentes trataban de acceder, el citado jefe interpretó que ya no quedaba nadie con vida dentro salvo el agresor.

Por tanto, optaron por esperar, hasta que finalmente un equipo de la Patrulla Fronteriza entró en el aula tras un escudo y el atacante, Salvador Ramos, salió de un armario de la clase y empezó a dispararle­s, momento en que le abatieron a tiros, según detalles de la investigac­ión filtrados al diario The Washington Post.

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La escuela elemental Robb de Uvalde, Texas.

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