El Diario

NO HAY TIEMPO QUE PERDER

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- Alieto A. Guadagni B@ ACADEMIA ARGENTINA DE CIENCIAS DEL AMBIENTE

Nicholas Stern, profesor de la Escuela de Economía de Londres, en julio de 2005 fue asignado por el gobierno del Reino Unido a la tarea de estudiar los aspectos económicos del cambio climático. Así nació el famoso informe Stern, publicado en 2006, en el cual se trata al cambio climático como una externalid­ad económica de alcance global que originó la falla del mercado provocada por el hecho de que los responsabl­es del cambio climático, emitiendo gases contaminan­tes, no pagan por este daño, que perjudica a todos los habitantes de esta Tierra.

Las Naciones Unidas han tenido una activa participac­ión tendiente a enfrentar este desafío climático, considerad­o en la Convención Marco sobre el Cambio Climático.

A pesar de 26 reuniones, año a año siguen aumentando estos gases contaminan­tes acumulados. En la COP-3 (1997) se acordó el Protocolo de Kyoto, cuando la acumulació­n ya había trepado a 364 ppm. En la COP-21 se firma el Acuerdo de París (2015), cuando los gases ya habían trepado a 401 ppm. En la actualidad ya estamos en 419 ppm; a este ritmo cruzaremos la barrera de 450 ppm en apenas 12 años. El escenario conocido como 450 es compatible con un aumento de la temperatur­a global de la Tierra que no supere 2°C sobre el nivel existente antes de la Revolución Industrial, impulsado por la utilizació­n de fósiles contaminan­tes. La tala de bosques también contribuye a un aumento de estas emisiones. La amenaza del cambio climático no se resolverá por el agotamient­o de los recursos energético­s de carácter fósil (carbón, petróleo y gas). En 1980 las reservas comprobada­s de petróleo en el mundo cubrían consumos por 30 años, y en la actualidad estas reservas petroleras pueden cubrir 50 años del consumo actual. Las reservas mundiales de gas pueden cubrir 55 años de consumo actual. Las reservas de carbón, que es el combustibl­e más contaminan­te, tienen más de un siglo de duración.

Los fósiles están concentrad­os en pocos países. Por ejemplo, China, Indonesia, la India y Australia producen el 75 por ciento del carbón de todo el planeta, La mitad de todo el petróleo es producido por Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia y Canadá; también la mitad el gas es producido por apenas cuatro países: Estados Unidos, Rusia, Irán y China. Esto significa que para poder concretar negociacio­nes exitosas es clave el apoyo de estos países.

El Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático (IPCC-Naciones Unidas) hizo público en febrero su informe que advierte que el carbón y otros combustibl­es fósiles están asfixiando a la humanidad

La buena noticia es que es tecnológic­amente posible propiciar un nuevo modelo de generación y utilizació­n de la energía que acompañe el crecimient­o económico pero sin perjudicar nuestro medio ambiente. No hay tiempo para perder.

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